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La generación de la intolerancia

Jorge Armendáriz Gallardo | 11/05/2017 | 01:28

Vivimos una época donde todas y todos estamos aprendiendo a desear y tener todo de inmediato; la tecnología y la mercadotecnia nos cambian gradualmente los hábitos para buscar que todo se mueva más rápido y somos nosotros mismos quienes alimentamos esa voracidad.

 

La cultura de la paciencia y el esfuerzo que se premia, quedaron en las historias del pasado, hoy los jóvenes quieren tener las cosas rápido; y entre más rápido mejor.

 

Hace un año el escándalos de los “Porkys” (como les bautizaron) estremeció a la opinión pública; cuatro jóvenes veracruzanos de “buenas familias”, en un intento por divertirse abusaron sexualmente de una joven menor de edad en un lujoso fraccionamiento de Boca del Río; y fue el padre de la menor quien presentó públicamente la denuncia del delito y además luchó por justicia, aún en contra del poder económico de las familias y la autoridad que los apoyaba para buscar que esto quedara en el olvido, hasta que después de un gran esfuerzo y que este tema se hiciera público, se logró que algunos fueran detenidos y otros aún continúan prófugos a la fecha.

 

Solo hace unos semanas pudimos ver como un grupo de jóvenes perdió la vida en un automóvil que viajaba a exceso de velocidad en Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, quienes en la búsqueda de la diversión con exceso de alcohol y falta de límites, terminaron con su vida en solo unos segundos, después de horas de “diversión”.

 

Y más recientemente los hechos de violencia en nuestra ciudad, donde un joven arrebató la vida a “su amigo” como conclusión de una noche de diversión, por medio de un arma de fuego.

 

Historias como esta se escriben cada día, más frecuentemente durante los fines de semana, donde la búsqueda de diversión se combina con alcohol, la violencia y la falta de límites, para transformarlas en tragedias que dejan en luto a muchas familias.

Nuestras nuevas generaciones ya no desean esperar, no saben por qué hay que hacer sacrificios, no están dispuestos a hacerlos de ninguna manera, saben que el delincuente más poderoso merecerá igual que quien trabaja de sol a sol.

 

Aprendieron que con un teléfono y una tarjeta de crédito, el mundo está a sus pies, solo es necesario obtenerlo para acceder a esa orgia de placer que da el poder.

 

El poder embriagarse y drogase para divertirse, el poder tener un arma, poder someter a los demás, el poder tener más poder, para poder más.

 

Los padres de familia somos cómplices de esta deformación en la cultura del esfuerzo, que cambio a ser la cultura de lo inmediato, la generación de la intolerancia.

 

Ante la menor presencia de algún factor que “complique” la vida a nuestros hijos, emergemos como salvadores para proteger su “integridad” y evitarles un sufrimiento ¿a cambio de qué?

 

De que ahora no desean que nada ni nadie se interponga entre ellos y sus deseos para convertirse en la generación de la intolerancia.

 

Padres que sobreprotegen y dan valores invertidos, padres que además les dan dinero para que puedan resolver sus “problemas”, que se convierte en la peor combinación.

 

El dinero fácil, la diversión rápida y la satisfacción inmediata son la meta de esta nueva generación.

 

No nos sorprendamos si leemos en las noticas estas tragedias donde los excesos de alcohol y drogas, de violencia y falta de límites se convierten en la nota roja de los diarios.

 

No nos sorprendamos y culpemos a los demás de lo que solo nosotros podemos transmitir a nuestros hijos: los valores que no pasan de moda y el cuidado de “las amistades” que ellos frecuentan.

 

La profesión de ser padres también requiere esfuerzos y trabajo, no solo se procrea y se mantiene, también se construyen personas y familias, generaciones que trascienden.

 

Dejemos de alimentar a esta generación de la intolerancia y con un poco de hambre y frio logremos que valoren lo que significa merecer cada cosa que obtienen, para que así valoren el esfuerzo y el sacrificio que deben realizar para obtenerla.

Correo: jorgeearmendariz@gmail.com

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