Como cada año, la procesión del silencio constituyó, como decían las crónicas periodísticas de antaño: “ una imponente demostración de fe de los potosinos” y también, como ya es tradición, se consolidó como el evento que más turistas atrae al territorio potosino con la consabida colosal derrama económica en comercios y servicios, sin embargo lamentablemente, al término de nuestraimpactante muestra religiosa turísticamente se presenta la obligada pregunta por el “afterday de la procesión pues en ese orden enseguida prácticamente no tenemos mucho por ofrecer al visitante a fin de que prolongue su estancia en San Luis como no sea repetir el extenuante recorrido por las calles del centro histórico bajo los inclementes rayos solares que se registran por esta temporada.
Como siempre se ha visto, al día siguiente del tamtam de los tambores pretorianos, ni en la ciudad ni en sus alrededores hay alguna atracción que sirva para la diversión o esparcimiento de los turistas salvo el respiro en esos sentidos que ofrecen los majestuosos parques Tangamanga.
Desafortunadamente la atracción que pueden representar para los visitante algún recorrido por pueblos cercanos como Cerro de San Pedro Armadillo o los cascos de las viejas haciendas a pocos minutos de la ciudad como la de Peotillos, Peñasco y demás no se ve por ningún lado que los promocionen como alternativa turística ya pasado el atractivo principal que los trajo aquí.
No faltan los funcionarios de turismo que ante este tipo de planteamientos saquen a relucir los muchos sitios de interés que ofrece la huasteca lo cual es cierto pero con el inconveniente de que la mayoría de los municipios de la región se encuentran a cinco o seis horas de viaje en autobús u otro vehículo lo que dificulta que sean tomados como opción para un paseo que requiera de menos tiempo. Para colmo otras posibilidades accesibles como el balneario de aguas termales de Gogorrón al parecer lo han dejado en el abandono y sus instalaciones no lucen aptas para funcionar como tal.
En fin, tristemente empezaremos a ver cómo la ausencia de atractivos para el turismo evite el éxodo de visitantes y cómo las calles y plazas del centro se vacían de gente que ya terminó de admirarlas y luego de que la gente ya llenó su mente de las estampas religiosas que ofreció nuestra procesión del silencio lo que parece ser motivo más que suficiente como para reactivar viejos proyectos de crear en la ciudad o sus cercanías nuevas opciones de atracción turística que propicien la prolongación de su estancia en SLP de los turistas si es que no se quiere un desolado “afterday” de la procesión.
CABOS SUELTOS
Por cierto, por lo menos ayer no se vieron en las redes sociales fotografías de políticos ansiosos de ganar reflectores fotografiándose de romanos antes del inicio de la procesión como lo hicieron años pasados principalmente panistas oportunistas con el argumento de que lo hacían por devoción cristiana lo que nadie les creía
