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Crisis imaginaria

Jorge Armendáriz Gallardo | 30/03/2017 | 01:57

Durante su participación en un evento frente al Ejército y la Marina de México, en días pasados el presidente Enrique Peña eufórico decía que “…Quienes les digan que vivimos en un país que está en crisis, crisis puede ser seguramente lo que pueden tener en sus mentes, porque no es lo que está pasando...”
 
Para después defender esta postura con la presentación de cifras de crecimiento en empleo, así como las de desempleo a la baja que reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
 
Pareciera que el gasolinazo ya quedó en el olvido, apenas era el día 1 de este año cuando se anunció, es hoy cuando se resiente más en los bolsillos de las familias y las empresas mexicanas, junto con los incrementos que se dieron “ipso facto” en la mayoría de los bienes y servicios que se otorgan en todo el país, sin pensar en los insumos y proveeduría que se compone de materiales importados como el hierro, acero, plásticos, combustibles y gas natural entre otros.
 
Sin duda 2016 y 2017 son años que han sido difíciles para la economía de México, desde la paridad del precio del dólar que llegó a los 21 pesos, nivel más alto desde la crisis del año 1995, en el mes de febrero se registró la inflación que llegó a 4.9%, similar a los años 2008 y 2009 donde se enfrentó la crisis automotriz mundial.
 
Durante este sexenio el crecimiento económico disminuyo 1.6 puntos, el Producto Interno Bruto (PIB) en 2012 era de 3.9% y en 2016 quedó en 2.3% y se estima que siga en descenso en este 2017.
 
Es un hecho que el Gobierno Federal estabilizó sus números con el incremento a las gasolinas, pero ya en 2016 se anunciaban recortes severos en la partidas federales para los estados y los municipios, estos se reflejan en el movimiento económico en las 32 entidades.
 
Las estimaciones reales de crecimiento se prevé serán en un 1.5% este año, similares a las registradas en 2013, estas las más bajas del sexenio.
Incluso la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), afiliada a Concanaco, tiene una expectativa de crecimiento del 1.2%.
 
Todos estos datos no significan nada frente a la realidad que se vive en nuestro país, donde las familias mexicanas se esfuerzan más por obtener el nivel que tenían en años anteriores y deben prescindir o decidir entre las prioridades en las necesidades básicas, así como en las empresas que sufren para cumplir sus obligaciones y movimientos económicos para continuar otorgando los servicios en sus actividades comerciales.
 
Sin contar la deportación masiva, el filtro de ingreso a su territorio en la otorgación de visas de todo tipo y la limitación de las remesas que se darán por el efecto de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, situación inédita que se deberá reforzar con más empleo para nuestros compatriotas que cada año buscaban y encontraban el sueño americano y otros más que deberán regresar del país vecino.
 
Esto no está en la imaginación de las personas, esto es una realidad a la que cada día se enfrentan los más de 120 millones de mexicanos, con trabajo, esfuerzo y sacrificios, exceptuando a la clase política en turno que continua derrochando en gastos innecesarios para el servicio público, pero de los cuales no puede prescindir, seguramente es por eso que desde adentro las cosas no se ven iguales y es posible decir estas barbaridades frente a una Nación que, ofendida, las escucha.
 
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