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Orden y Disciplina

Jorge Armendáriz Gallardo | 16/03/2017 | 02:24

A partir de la última etapa de la globalización contemporánea, a finales del siglo XX, dio inicio también un proceso donde de manera voluntaria o involuntaria la competencia entre las naciones y países se dio como una constante con esfuerzos para destacar en las áreas, principalmente económicas, industriales, tecnológicas y desde luego en las democráticas, sociales y culturales.

 

La ruptura de las fronteras generó una expansión en la que fue posible conocer más allá de las recetas de desarrollo y los análisis económicos, también pudimos ver cómo viven, conviven, trabajan, se divierten y conciben los conceptos que llevan a cada nación a encontrar, en este proceso de vivir, trabajar y producir, una diferente calidad de vida en función de sus variables, desde las económicas, las sociales y las culturales, estas que son menos valoradas pero que forman parte de la fortaleza o debilidad de las naciones.

 

Países como Japón combinan la disciplina y la inteligencia desde la enseñanza escolar, hasta la dieta de alimentos en los hogares, incluso para ellos en muchos casos la disciplina va por delante de la inteligencia, como un elemento que es capaz de vencer “como la gota de agua que a base de constancia puede perforar la piedra”.

 

La técnica de gestión de origen japonés “5s” basa su esquema precisamente en estos conceptos, por un lado Separar, que significa Clasificar; Situar que significa Ordenar; Suprimir que significa Limpiar (suciedad); Señalar que significa Estandarizar; y finalmente Seguir mejorando que significa Mantener la Disciplina.

 

Estos 5 sencillos conceptos son capaces de generar orden en cualquier sistema que trabaje para alcanzar una meta, que sumado a la disciplina, resulta en un trayecto que llegara pronto al éxito.

 

Parecía que en términos de desarrollo económico solo era necesario hablar de números y dinero, inversiones y mano de obra, efectuar algunas operaciones aritméticas y podríamos saber cómo se desarrolla un país y este desarrollo lleva a mejorar en la calidad de sus habitantes.

 

Sin embargo no todo son números.

 

Aunque los ingleses son quienes ostentan la fama por la puntualidad, los alemanes encuentran en este elemento una base donde todas las demás virtudes se asientan.

 

Ellos dicen “La puntualidad es la cortesía de los reyes” y ven en ella la seriedad, el orden y la educación, tanto en el ámbito social como en el empresarial.

 

Los alemanes trasforman la puntualidad en la precisión, la precisión por la cual su fama de construcción de sistemas los llevó a fabricar las maquinas más efectivas y puntuales del mundo.

 

Desde la niñez, la cultura del orden y la disciplina deberían de ser una, en la que se encuentre la justicia, la seguridad y la garantía del beneficio, primeramente personal y después colectivo.

 

Y que colectivamente exijamos ésta para que tengamos el beneficio propio y no a la inversa.

 

Sin embargo en México aún estamos lejos de esas concepciones, pues podemos iniciar con el tema de la puntualidad, donde en los eventos sociales es bien visto que se anuncie media hora antes para que este inicie siempre después.

 

Estamos acostumbrados a no hacer filas, a buscar la manera de sobornar al agente de tránsito, a obtener beneficios sin trabajo y vemos normal que nuestros gobernantes se conviertan en millonarios después de acceder a un cargo o representación pública.

 

La disciplina de México también ocasiona que nuestros trabajadores tengan bajo rendimiento y se conformen con un bajo sueldo.

 

Dice un dicho “A rio revuelto ganancia de pescadores”.

 

Y es en este rio revuelto donde, sin orden ni disciplina, se cometen los perores “pecados” que hunden a las naciones en el fondo de las listas de los países en desarrollo, cuando la injusticia se hace presente y el desorden afecta a todos y solo beneficia a unos cuantos, nuestro país es el de “unos cuantos millonarios” que poseen la mayor cantidad de la riqueza, pues la falta de orden también construye enormes monopolios.

 

La falta de orden y disciplina no nos permite crecer y tampoco exigir, no nos permite mejorar nuestro espacio inmediato y el colectivo.

 

Hagamos una reflexión y encontremos en el orden y la disciplina unas de las virtudes más importantes para que como personas, familias, empresas, ciudades y países seamos mejores, más competitivos y con la posibilidad acceder a una mejor calidad de vida.

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