Jueves 28 de Marzo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

De listones y discurso

Arely Torres | 13/03/2017 | 01:53

Va a sonar horrible, lo sé, pero tengo que admitir que el día 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres se ha convertido en una fecha a la que le temo, tantos discursos y eventos demagógicos han logrado quitarme el amor al día. Este año me sumé al paro internacional y entonces también hice paro en redes sociales. Mientras miles de mujeres en el mundo parábamos y marchábamos de diferentes formas y en diferentes ciudades, un grupo de niñas (aún no se sabe la cifra exacta) moría calcinada en un fuego provocado por el odio, la violencia, la misoginia y la complicidad de las autoridades.

La mañana de este miércoles, mientras miles de gobernantes, directoras de instituciones y hasta instancias internacionales hablaban de los adelantos en materia de igualdad,  un grupo de niñas de la casa hogar Virgen de la Asunción, ubicada en el municipio de San José Pinula en Ciudad de Guatemala, protestaban por los abusos sexuales y físicos cometidos por las autoridades. Estas niñas, la mayoría provenientes de familias empobrecidas, algunas indígenas, muchas otras con historias de violencia sexual, abortos forzados, embarazos por violencia sexual y víctimas de trata, también quienes estaban huyendo del reclutamiento forzado de las maras o del crimen organizado

El funcionariado encargado de este tipo de centros de “Protección a menores”, ganan salarios impresionantes, que llegan ahí por compadrazgos y pagos de favores políticos con el gobierno de Jimy Morales, han contratado asesores sin el experti?z y capacidad para el abordaje de las graves problemáticas de niñez y juventud, así como ocurre en muchos casos en nuestro México.

Esta ocasión no era la primera vez que alzaban la voz. En 2016 la organización Grupo de Ayuda Mutua (GAM) denunció junto con algunas víctimas esta situación ante las autoridades y la opinión pública, sin embargo, en esta ocasión y al intentar denunciar una vez más las graves violencias , un grupo de niñas; al parecer 50 de ellas, ante la desesperación, el miedo y la impotencia, decidieron organizarse y realizar una fuga sin embargo, algunas de ellas fueron “recapturadas” por la Policía y siendo recluidas bajo la vigilancia de más de 250 policías, incluyendo antimotines que se quedaron ahí toda la noche para “tener todo bajo control”, el 8 de marzo se encontraban hacinadas en un solo salón de 4X4 metros,  sin comida, sin poder asistir al servicio sanitario y sin bañarse, esto como parte del castigo impuesto por las autoridades del lugar.

Las versiones oficiales hablan de que ellas iniciaron el fuego al quemar un colchón, sin embargo, varios testimoniales tiran esta teoría al señalar directamente a un grupo de policías como provocadores del fuego. Esos cientos de policías que estaban ahí “vigilando” tampoco hicieron nada para controlar el fuego, a los cuerpos de socorro se les negó el acceso, esto denunciado por un oficial de bomberos ante la desesperación de no poder hacer nada. Las primeras declaraciones de la autoridad son inadmisibles, “Las adolescentes estaban sancionados por extorsión. Las niñas tenían objetos punzocortantes escondidos en el pelo. Agotamos el diálogo con las niñas. Considero que la causa del amotinamiento, porque no les gusta la comida, no era válida. No hubo negligencia. No voy a presentar mi renuncia como Secretario de Bienestar Social” ¿qué tipo de personas son las encargadas de la seguridad y protección de las niñas? El presidente de Guatemala sólo atinó a decir que habría que esperar a los resultados de las investigaciones.

No puede existir explicación que permita entender que las niñas que estaban en ese hogar, que debería ser un lugar seguro para ellas, para protegerlas del abuso del mundo en el que vivimos, se convirtió en el lugar en donde sufrieron todavía más abusos y hay quien habla incluso, de una red de trata. Hay entre las víctimas y entre las sobrevivientes niñas embarazadas, el panorama es desolador. En verdad que no hay palabras. La impotencia ante este crimen nos rebasa a todas. Y digo a todas, porque las únicas que han levantado la voz exigiendo justicia hemos sido los grupos feministas de todo el mundo. Para el sábado 11 de marzo, se hablaba de 43 niñas muertas. Es inevitable pensar que también fueron 43 los desaparecidos en Ayotzinapa, víctimas del Estado también. Aquí la gran diferencia es que se habla de mujeres y entonces, nos damos cuenta que al tratarse de mujeres, de niñas, pareciera ser que son vidas que no importan y no vemos a nadie haciendo enérgicas condenas, no tenemos marchas en todo el mundo pidiendo justicia y vamos, ni siquiera Facebook ha puesto una bandera guatemalteca en señal de duelo como ha pasado con otras tragedias.

Esta vez parece no importar, no ser suficiente, pareciera ser que esas condiciones de ser mujeres, niñas, víctimas de pobreza y juzgadas de criminales y problemáticas” bajo un sistema adultocentrista que pareciera seguir invisibilizando que ellas son sólo víctimas de los errores cometidos por las personas que debieron procurarles una buena vida, fueron recluidas en un lugar por la incapacidad de sus familias para responsabilizarse de ellas y fueron castigadas por un Estado misógino y criminal que ocasionó su muerte. No dejemos que su muerte quede impune, pasó en Guatemala pero no caben las fronteras.

Si bien no hay una lista oficial, estos son algunos nombres y edades de las niñas asesinadas por la indiferencia y la complicidad del estado feminicida. Escribamos a la embajada Guatemalteca y dejemos saber al gobierno de Morales que no permitiremos que este terrible crimen quede impune.

Kimberly 15 años
Anabela 17 años
Yesenia 14 años
Jazmín 14 años
Emily 16 años
Yamilet 15 años
Rosmery 16 años
Brenda 16 años
Noemí 16 años
Eva 16 años
Jenifer 14 años
María 15 años

Wendy 16 años
Velveth 13 años
Erika 15 años
Erick 17 años
Lorena 14 años
Yusbeli 14 años
Osbin 11 años.
Indira
Daria
Sonia
Mayra
Skarleth
Yohana
Sarvia
Rosa
Indira
Mayra
Madelin

 

Por ellas, por todas. Ni una menos.