La ola de violencia que vivimos, no sólo en la pérdida de vidas y asaltos, debe estar referida a tener más y mejor de todo, aún cuando sea ilegal y a costa de lastimar a los demás. Los mexicanos vivimos los peores momentos de nuestra historia.
Superada la paciencia y, el hartazgo, la desesperación de los ciudadanos también, quieren, no sé si lo logren, tomar en sus manos la justicia. Parece que lo tiempos, aún cuando son de mucho avance en ciencia y tecnología, se retraen a la incivilizacion, para aplicar la ley del más fuerte, lo cual sería en extremo letal, como lo está siendo.
La ciudadanía se encuentra harta ya, de tanta inseguridad y desorden, no cree en nada. La culpa, si es de todos pero, la responsabilidad es de las autoridad y, es que, ante la realidad que los sobre pasa, no se reconocen los delitos que se sufren cada día en contra de quienes no tienen más que, trabajar y esforzarse por salir adelante, para, golpeados por los delincuentes, dejar su patrimonio en manos de quienes se lo quitan.
Como no habrá una rectificación en las estrategias del combate a la delincuencia, cuando menos en el corto tiempo, seguiremos sufriéndola, pero además, sumando hechos desagradables como lo que se viven, aumentando la violencia doméstica, es decir, no sólo la de los hogares, también la de la sociedad, en la lucha por tener el manejo de los dineros públicos y que, por más organismos que se creen para controlar la mala práctica del desvío, siguen quedando impunes los delitos de quienes se han quedado con dinero público.
La Auditoría Superior del Estado, se crea para precisamente cuidar del uso de los dineros públicos pero, con su titular que ha dejado mucho que desear en una conducta errática y que, en ocaciones ni siquiera es El, quien conduce los asuntos delicados de abuso, deja a la población indefensa.
No sólo esa dependencia ha fallado, también las otras que a costa de los impuestos, se crean disque para dar claridad a el uso del poder. Todos y cada uno de quienes, en tiempos electorales, se han jurado en contra de la corrupción e impunidad, una vez que se hacen del cargo, ve la manera de entorpecer, todas las acciones ciudadanas para que existan leyes que acoten su comportamiento.
Con ejemplos impunes en cualquier nivel social, muchos han cedido ante la tentación de hurtar y hasta matar, pues es difícil que el castigo llegue y cuando llega, con cualquier defecto técnico libran el pago económico y corporal.
No se entiende de de otra manera como es que, habiendo ya una iniciativa del Gobernador para generar las leyes en contra de la corrupción, es decir leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, que deben ser armonizadas en el Estado,sea el congreso tan omiso para, de una vez por todas, exista ya, el marco jurídico que pueda dar respiro a la ciudadanía, teniendo armas para combatir esta enfermada que mata a la sociedad.
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Dr. Jaime Chalita Zarur
MAR CHARBEL HOSPITAL.
