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LA COSTUMBRE DE LITIGAR EN MEDIOS

Miguel Ángel Guerrero | 24/02/2017 | 02:39

Hace unos días, el presidente estatal de la Coparmex Jaime Chalita Zarur se quejaba amargamente de la persistencia de esa práctica tan socorrida en el medio político potosino de litigar en los medios las diferencias que traigan o de ventilar en los mismos presuntas faltas en los manejos financieros de los gobernantes de cualquier nivel antes que canalizarlos a las instancias correspondientes donde se establecería si ameritan sanciones y proceder a aplicarlas lo que debe ser lo correcto pues comprobado está que tratar de provocar un linchamiento mediático contra alguien en particular por experiencias recientes se ha comprobado que resultan inútiles para ponerlos al alcance de la ley.

El reproche de Chalita lo expresó al opinar sobre las filtraciones hechas en torno a supuestas anomalías financieras procedentes de la contraloría municipal capitalina atribuidas a la administración anterior que en lugar de turnarlas a las dependencias investigadoras optó por entregar un expediente al congreso del estado.

 Y razón no le falta al dirigente del organismo empresarial si recordamos los numerosos casos de supuestas corruptelas pasadas por el ácido mediático además del ruido que hicieron en poco o nada contribuyeron a resarcir el daño al erario ni a que se castigara conforme a la ley a los culpables.

Un ejemplo emblemático de la inutilidad de los linchamientos mediáticos como vía para que se hiciera justicia fue el de las multimillonarias irregularidades detectadas a la administración de la ex alcaldesa Victoria Labastida y varios de sus ex colaboradores que, también filtradas a los medios de poco o nada sirvieron para sancionarlos por el tamaño de sus faltas como se ve en el hecho de que están lejos de ser llamados por las autoridades, nada les pasó y el golpeteo mediático ni rasguños le hizo al grueso pellejo de que han hecho gala.

Lo mismo ha pasado cuando se ha tratado de personajes de niveles más elevados como sucedió con el ex gobernador Marcelo de los Santos colocado bajo el fuego mediático durante meses por el asunto aquel del crédito por mil 500 millones de pesos lo que ameritó que, además de algunos de los que fueron sus funcionarios fueran encarcelados y hasta un juicio se le promovió del que salió totalmente absuelto.

Más recientemente también el otro ex gobernador Fernando Toranzo Fernández junto con su esposa María Luisa Ramos fue pasado por el ácido de los escándalos en los medios principalmente por las irregularidades encontradas en el manejo financiero de compras de desayunos escolares en el DIF estatal y luego por la descomunal deuda pública que heredó a su sucesor.

Mucho se escribió y habló en los medios de comunicación en torno a las millonarias anomalías ventiladas pero, como en casi todos los casos anteriores, no fue suficiente para impulsar la activación de la maquinaria de la justicia al grado de alcanzar a los presuntos autores quienes sin la menor preocupación andan campantes por la ciudad disfrutando el producto de sus fechorías lo que, en suma viene a otorgarle la razón al doctor Chalita en su crítica a la muy potosina costumbre política de dirimir pleitos en los medios o de pretender que a través de los mismos se célere la activación de la justicia para castigar a los responsables de las corruptelas detectadas luego de haber desdeñado a las instancias oficiales para presentar las denuncias necesarias de las que pudieran desprenderse las sanciones que merecen. Con lo que ni el consuelo les ha quedado de ganarse fama como justicieros por lo débil de su esfuerzo bajo el esquema citado.