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Entre una guerra civil y un bebe abandonado

Leopoldo Pachecho | 22/02/2017 | 01:52

Si usted quiere debatir un tema para llegar exactamente al punto de partida, hágalo a través de las redes sociales. Un efecto muy similar a un perro tratando de morderse la cola; los puntos de vista que convergen no trascienden más que en “me gusta” o en “compartir”, pero nunca será nada tan enriquecedor como discutirlo de frente con quien no está de acuerdo.
 
A continuación es precisamente de lo que quiero comentar este día, amigo lector. Porque temas como el de la recién nacida que fue abandonada en la basura, o el enfrentamiento que se da entre los taxistas y los prestadores del servicio de Uber, bien vale la pena considerarlos como vertederos de lo bueno, lo malo, lo estúpido y también lo terrible que tenemos como sociedad. Y hoy son precisamente las redes sociales las que han servido como marquesina y foro para desmenuzar estos temas de sucesos de San Luis Potosí.
 
El hallazgo de una recién nacida entre los desperdicios, por parte de dos trabajadores del servicio de limpia Vigue, tan criticado y antagonizado por la administración municipal capitalina, dio de repente un giro de timón en la opinión pública, ante lo fortuito de su rescate. Un recién nacido no puede pasar más de dos horas sin recibir alimento antes de que comience un proceso de muerte prematura, lo que hace suponer el periodo de tiempo que ocurrió entre el abandono y el hallazgo.
 
Pero más allá, lo que sin duda también llama la atención, porque eso habla de lo que creemos de nosotros mismos como sociedad, es la forma en la que podemos especular y tejer historias en torno a este tipo de situaciones. Sin el ánimo de ofender a nadie ni herir susceptibilidades, en medios de comunicación, en las redes sociales, entre las charlas de amigos, unos más y otros menos interesados, se hablaba de “una hiena”, de una mujer que abandonó al producto de sus entrañas. También hubo voces que por el contrario mencionaban que ¿por qué no? un hombre, “un lobo” terrible y manipulador tiró a la criatura a la basura. Y es ahí donde comienza una ola en espiral que saca a flote la guerra entre los géneros. Importantes voces del feminismo que se cernían en torno al beneficio de la duda, y prendían rabiosas mentadas de madre por no considerar que el autor fuera un hombre. O cuando menos no asumir que forzosamente hubiera sido una mujer, en este caso la propia madre la que abandonó a su recién nacida para morir en la basura.
 
Lo hermoso de la ley en este caso es que no admite géneros y que el hecho de ser hombre o ser mujer no me hace ni más bueno ni más malo, ni más corrupto ni más honesto, ni más sensato. Ni siquiera menos estúpido. El abandono de la recién nacida es un intento de homicidio y quien resulte responsable tendrá que asumir la consecuencia legal que eso implica, use falda o pantalones o viceversa. Y es entonces donde reclamos que han quedado en la congeladora legislativa, como la aprobación de una ley que permita interrumpir el embarazo, se encuentran de frente con la grey de Pro Vida para evitar que el aborto se convierta en una práctica permitida. En lo que va de la investigación, precisamente se ponen a consideración los motivos de una mujer para desear no ser madre, una vez que la potencial abuela denunció lo que hizo aquella tarde.
 
Y hoy abordar taxi o pedir un Uber por el celular, se ha convertido en una moneda al aire en el riesgo de convertirse en un daño colateral al motivo de la venganza o de la justicia, en la que creen estar instalados los taxistas y los trabajadores del servicio de la plataforma digital conocido como Uber. Las escaramuzas nocturnas en las que se han enfrascado ya están poniendo en riesgo la integridad “del pasaje”. Lo grave es que en las redes sociales hay taxistas o pseudo taxistas como se llaman, que advierten que “ni modo”, aquellos que se suban a Uber también tendrán que pagar “por quitarnos la papa”.
 
En estas líneas no trataremos de encontrar la vindicación ni tampoco la absolución para nadie, de ser quien tenga la razón o no. El problema es que se está convirtiendo en una bola de nieve que se puede convertir en una guerra civil que la propia autoridad está permitiendo crecer, porque no puede ser que a pesar de que existen las leyes en la materia, a la administración pública le esté pesando hacer cumplir la ley porque esto políticamente puede ser desdeñable y perjudicial para la propia imagen del gobierno que pretende tener puertas abiertas y posibilidad de diálogo para todos y para todo.
 
Hacer valer lo que congruentemente hace el gobernador Juan Manuel Carreras cuando participa como único mandatario estatal invitado a la firma de convenio nacional en contra del abuso escolar en el país signado en la ciudad de México, dada su experiencia en el rubro de lo educativo. Ojala sus colaboradores lo entiendan del mismo modo en términos de que nadie puede estar por encima de la ley.
 
HASTA LA PROXIMA.