Cuando el 29 de julio de 2016 el alcalde capitalino Ricardo Gallardo Juárez desechó definitivamente el Proyecto de Mejora Integral de la Gestión (MIG), que aplicaría en un plazo de 12 años un total de mil 100 millones de pesos en infraestructura hidráulica en la capital potosina, anunció un nuevo proyecto, al que denominó Acuaférico, y que para su construcción solicitaría recursos al gobierno federal, a la misma instancia a la que le acababa de rechazar un millonario proyecto que, desde entonces se notaba, no había estudiado en detalle.
Hoy, a seis meses de distancia, es evidente que la Federación no está en condiciones de apoyar más que proyectos de urgente necesidad y que dado el antecedente del desaparecido MIG, otra obra hidráulica no será considerada dentro de la categoría de urgente necesidad para San Luis capital.
Un error político, económico y diplomático que tendremos que pagar los habitantes de la capital potosina.
No hablo de la zona metropolitana porque el MIG que rechazó Ricardo Gallardo Juárez no era de aplicación metropolitana, cada municipio recibió la oferta de su propio MIG por parte del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) y los municipios que el alcalde capitalino agarró de pretexto para rechazar el proyecto, en su momento se negaron a aceptar la propuesta que se les hizo a ellos.
Por eso no es de extrañar que al llegar a la mitad del primer trimestre del año, se pueda ver ya con claridad que no habrá recursos federales para la construcción del proyecto gallardista Acuaférico y que cualquier proyecto para la reparación de las redes de drenaje y agua potable, deberán ser con recursos propios o, cuando mucho, con dinero etiquetado por la Federación.
Ahora bien, cuando todo esto ha quedado demostrado, sólo falta que diputado panista Enrique Alejandro Flores Flores, hoy coordinador de la bancada blanquiazul, cumpla la advertencia que hizo de responsabilizar por omisión al presidente municipal si no hubiera solución al problema de desabasto de agua potable.
Luego de seis meses, funcionarios municipales han tenido que reconocer que el proyecto conocido como Acuaférico, deberá ser pospuesto e incluso desechado, porque no hay recursos, pero tampoco hay un plan alternativo para dar solución a los problemas que enfrenta la capital potosina en cuanto a la distribución y abasto de agua potable, mucho menos a las fugas que consumen una cuarta parte del líquido que se extrae de los mantos acuíferos.
