Y sin tratar de ser pretencioso, quiero cerrar estas líneas a nuestra cotidianeidad en el contexto en el que vivimos hoy y nos arroja una perspectiva que hasta el momento no ha sido suficiente y tampoco ha sido alentadora.
En días recientes la diputada local por el Partido Revolucionario Institucional en el Congreso del Estado de San Luis Potosí, Esther Angélica Martínez Cárdenas, hace un exhorto a los 26 diputados de las demás fracciones y de la propia, a sumarse a un compromiso por la paridad en la función pública en los puestos de representación, en las mujeres que pueden ser votadas a partir del cumplimiento de un principio de paridad.
Pero ¿qué es eso de la paridad? ¿se trata solamente de llenar espacios para que se cumpla con una cuota de género? ¿se trata solo de darle atole con el dedo a todas esas mujeres que gritan y exigen verdadera equidad? Cuando al final simplemente están subestimadas en su capacidad y por lo tanto en la confianza para cumplir una responsabilidad en una posición hacia la toma de decisiones y por supuesto, al destino de los ciudadanos y ciudadanas.
“Esta iniciativa tiene el propósito de que los partidos políticos hagan posible el acceso de sus candidaturas, a través de las reglas para garantizar la paridad entre los géneros y al mismo tiempo que estén obligados a observar los procedimientos que señalen sus normas para la postulación de candidatos y candidatas. Esto obliga a los partidos a fortalecer su democracia interna, asimismo obliga a los partidos a garantizar el 50-50 entre los géneros en la totalidad de sus candidaturas. Esto aún no está debidamente asentado” (refiere textualmente).
Desde el mes de enero del año 2014, la reforma político-electoral promulgada entonces elevó a rango constitucional la garantía de la paridad entre mujeres y hombres en las candidaturas a la Cámara de Diputados, Senado y congresos estatales. ONU Mujeres reconoce este avance hacia una sociedad más justa, incluyente y democrática.
La reforma establece en el artículo 41 Constitucional que “los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, así como las reglas para garantizar la paridad entre los géneros en candidaturas a legisladores federales y locales”.
Establece que el Congreso de la Unión deberá expedir la Ley general que regule los procedimientos electorales “para garantizar la paridad entre géneros en candidaturas a legisladores federales y locales”.
Sin embargo en términos prácticos, hasta el momento, solo el PAN ha dado a conocer públicamente que está becando a sus militantes mujeres, con diplomados de alto nivel, a fin de poder colocarlas dentro de candidaturas que van más allá de llenar simplemente un puesto por cuota, sino a convertirse en una verdadera opción para el electorado y así la existencia de un verdadero liderazgo, al margen de sobarle la espalda a las mujeres haciéndoles creer que van bien o en el peor de los casos, obligarlas a renunciar al puesto que ocupan para que alguien más llegue, cuando sea políticamente conveniente. El camino aún es largo y tristemente por decreto, será complicado alcanzar las metas hasta que los sectores más arraigados en una supremacía de género, entiendan de una vez por todas, que la participación real de la mujer en la vida política de México, será sin duda una oportunidad para avanzar como sociedad y quitar anquilosamientos arraigados en una profunda desigualdad histórica que aún persiste. Y la lucha en San Luis Potosí es lograrlo con las candidaturas a las alcaldías en los 58 municipios y en las candidatura a las diputaciones locales en las 27 curules, que incluyen además, las suplencias en cada uno de los casos.
ENTRE LOS PAISES
Y las diferencias que se yerguen entre nuestro país y el vecino del norte a partir de las políticas migratorias y económicas que ha promovido el presidente Donald Trump en Estados Unidos, nos hacen reflexionar sin duda, en términos de entender si en un contexto histórico ha existido la paridad, o nuestra relación siempre ha sido de desiguales. En todo caso entender que somos socios ante un contexto de disparidad en simplemente estúpido. Hoy es necesario recuperar la confianza y sobre todo, la calidad en términos de lo que hacemos a fin de crecer y establecer una forma de menos co-dependencia al único y más poderoso socio que tenemos y que son los Estados Unidos. El presidente de la comisión Asia-Pacifico del Senado de la República, Teófilo Torres Corzo, enunció lo importante que resulta ahora considerar las alternativas para creer en nuevas paridades. Países verdaderamente interesados en México y en San Luis Potosí, que nos pueden abrir puertas nuevas ante los desafíos de aquellas que se están cerrando. Aprovechar nuevas oportunidades, empezando por creer en nosotros mismos, como ciudadanos y seres humanos de primer mundo; y no en el estigma en el que se nos ha ubicado desde siempre como sub-desarrollados y holgazanes. Es un buen momento para demostrar de que estamos hechos.
HASTA LA PROXIMA.
