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Los privilegios de las lideresas sindicales

Lupillo González | 03/02/2017 | 01:40

¿Conoce usted un líder sindical pobre? ¿Qué tienen en común todos estos seres casi mitológicos de nuestro país? Fidel Velázquez dejó un mal legado, ya que se hizo obligatorio que todos los líderes sindicales se perpetraran en el puesto, en el cual logran envejecer y enriquecerse. 
 
"Empobrecer a los trabajadores para enriquecer a los líderes". Frase que describe perfectamente lo que pasa en México con los sindicatos.
 
Primero voy a refrescarle a usted la memoria con dos de los más emblemáticos casos contemporáneos del sindicalismo más nefasto y corrupto de nuestro país. Empecemos con Elba Esther Gordillo, la ex dirigente del SNTE que poseía varios inmuebles en zonas exclusivas dentro y fuera del país. Además era fan de cirugías plásticas, así como ropa de diseñador y accesorios de lujo, tales como bolsas que oscilaban entre los 50 mil y 100 mil pesos.
 
El otro es Carlos Romero Deschamps, el líder del Sindicato Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y senador del PRI se ha envuelto en sospechas por tráfico de influencias y enriquecimiento personal. En su haber tiene 37 averiguaciones previas, tres órdenes de aprehensión, una de presentación, innumerables litigios personales y demandas colectivas. Aun así, se mantiene como una de las personas más poderosas del país.
 
Lamentablemente en San Luis Potosí contamos con historias parecidas, una de ellas encarnada por el ex líder del sindicato de la sección 26 de maestros Crisógono Sánchez al cual se le detectaron 22 propiedades entre ranchos, residencias y casas.
 
Actualmente hablar de las lideresas de burócratas del Gobierno Estatal Bernardina Lara y Francisco Reséndiz es sinónimo de opulencia, reelección, tráfico de influencias, cero rendición de cuentas y un enorme desdén por la transparencia.
 
Basta recordar que el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México elaborado por el Instituto Nacional Electoral en 2014, nos dio a conocer que sólo el 21% de los mexicanos tiene confianza en los sindicatos.
 
¿Por qué Bernardina Lara y Francisca Reséndiz le temen rendir cuentas claras de cada peso que reciben a la sociedad y a sus agremiados? ¿Por qué se reeligen una y otra vez? Ambas tienen un sequito de esbirros que son parte de la corte imperial que van a defenderlas a capa y espada, justificando todos sus malos actos convirtiéndose inconscientemente en cómplices de la corrupción que tanto daña al país, pero por otro lado, que es el inmensamente numeroso quiere saber en qué y cómo se utiliza el dinero y más aún porque es una obligación que tienen los sindicatos.
 
La Ley General de Transparencia y Acceso a la Información establece que las autoridades administrativas y jurisdiccionales en materia laboral deberán publicar los documentos contenidos en el expediente de registro de los sindicatos, el padrón de socios, sus estatutos, las tomas de notas de actualización de su Comité Directivo, las actas de las sesiones de asamblea, los reglamentos internos, los contratos colectivos de trabajo (incluyendo tabulador, convenios y condiciones generales laborales).
 
Respecto a los sindicatos que reciban y ejerzan recursos públicos, la nueva ley los considera sujetos obligados, al establecer que además de la información mencionada anteriormente, deberán publicitar los contratos y convenios celebrados con autoridades y la relación detallada de los recursos públicos económicos, en especie, bienes o donativos que reciban y el informe detallado del ejercicio y destino final de los recursos públicos que ejerzan y deben dar respuestas a las solicitudes de información que reciban por parte de peticionarios, de no hacerlo estarían violando la ley deben recibir sanciones ejemplares.
 
Lamentablemente los dirigentes sindicales solo buscan sus beneficios personales, parecen estar en constante competencia de quien se enriquece más. Los sindicatos operan así en México. No son realmente organizaciones de trabajadores para cuidar los intereses de los trabajadores sino mafias gansteriles.