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¿Derecho a la verdad o derecho de las víctimas?

Arely Torres | 23/01/2017 | 01:25

Hace unos días, México vivió uno de los  episodios de violencia más terroríficos y desconcertantes de la historia: en pleno salón de clase, un adolescente armado abrió fuego  contra de su maestra, sus compañeros y posteriormente se disparó. No lo podíamos creer, era algo que si bien sabíamos que ocurría, sentíamos que ese tipo de violencia estaba lejano, del otro lado de la frontera, en los salones de clase en Estados Unidos. Creo que nada nos había preparado para que esto ocurriera en nuestro querido país.  De manera casi inmediata empezó a fluir la información que iba desde un conjunto de teorías que intentaban explicar lo ocurrido hasta un paquete de video y fotografías donde se veía con una total claridad, los hechos y a las víctimas. Ahí estaba, rodando de medio en medio y de pantalla en pantalla, el momento exacto en el que varías personas caían al suelo con heridas de bala. Difundir o no el video o las fotos pudiera parecer una cuestión fácil de responder bajo la ética y la responsabilidad jurídica de los medios de comunicación. El hecho también debería ser preguntarnos ¿porqué lo vemos?

Algo sucede que a pesar de todos los esfuerzos, algunos medios de comunicación, en nombre de la libertad de expresión pasan por encima del derecho a la dignidad que tienen todas las víctimas. Y en este caso también habría que señalar que hablamos de menores de edad. Para empezar, en la Ley General de los Derechos de niñas, niños y adolescentes, describe que quienes tengan concesiones de radio y televisión, la transmisión de imágenes, voz o datos que afecten o impidan objetivamente el desarrollo integral de niñas, niños o adolescentes o que hagan apología del delito infringe la ley así como se debe de evitar la difusión de datos personales de niñas, niños o adolescentes de cualquier forma en procedimientos penales o a quienes se les apliquen medidas de reparación o reinserción. Y esto es responsabilidad del medio y de quién difunde la nota que violente el derecho de niños, niñas y  adolescentes.

Quienes trabajamos género y medios de comunicación hemos exigido varias veces que se cuide la integridad y la dignidad de las víctimas de violencia y de feminicidio y no hemos tenido respuesta positiva. El trato de las víctimas de feminicidio, la mayoría de las veces tiene un toque que raya en lo “amarillista” y dista mucho de promover un ejercicio ético en el que se busque el análisis de los hechos, la diversidad de fuentes, la protección de los derechos humanos de las víctimas y sobre todo, que se eviten las suposiciones de los hechos y se juzgue la vida de la víctima como si existiera algún motivo que justificara el hecho.  No debemos olvidar que en la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia se garantiza el derecho a las mujeres a no ser revitimizadas en los medios de comunicación, tanto así que en el año 2014, la Secretaría de Gobernación, a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, presentó el Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres 2014–2018, el cual establece varias acciones encaminadas a la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres. En el rubro de medios de comunicación, establece varios ejes en los cuales, impulsa la creación, vigilancia y seguimiento de acciones  que van desde promover las armonizaciones legislativas pertinentes para que normar la actuación de los medios de comunicación conforme a los estándares internacionales, Impulsar lineamientos para eliminar la apología de la violencia contra las mujeres en los medios de comunicación y productos publicitarios, promover que los medios de comunicación difundan las relaciones familiares igualitarias y respetuosas priorizando la promoción en la sensibilización a profesionales de la comunicación sobre causas e impactos de la violencia contra las mujeres.

Los medios de comunicación y quienes participamos en ellos tenemos la obligación de comunicar evitando la estereotipación, la invisibilización, la revictimización , la naturalización, la individualización, la hiperrepresentanción, el eufemismo y el sensacionalismo como ha señalado en diversas ocasiones mi querida maestra e integrante de la Alianza Global de Medios Aimée Vega Montiel. No, no es un atentado a la libertad de expresión y no debería de depender de la postura editorial de cada medio. Estamos hablando del trato digno a las personas que han sido víctimas de un delito y que entender que en este tipo de casos, eso de que una imagen dice más que mil palabras, no es cierto y que debemos de encontrar la manera de informar sin atentar el derecho de las víctimas. Sin duda, el reto está en la mesa y debemos cumplirlo.