El sufrimiento y la desgracia del ser humano, en cualquier parte de los tiempos de la historia, ha querido ser evitados pero, paradójicamente, pareciera que atraemos una serie de calamidades para después querer evitarlas. Nada nos duele hasta que lo padecemos.
La despersonalización de la sociedad, una mezcla de individualismo en el peor de los casos, contrasta con el menor de los males, querer alejar las desgracias solo del circulo más estrecho en torno del ser humano, sin importar lo que sucede a los demás. Se acrecienta la irresponsabilidad social y con ello la disolución de los núcleos de convivencia humana.
Cada año es peor y, no es para menos. Las desgracias violentas, se acrecientan en nuestra Patria. No importan las protestas de las personas, hombres o mujeres, manifestando su inconformidad, las pérdidas de vidas humanas siguen sucediendo y, con ello, va disminuyendo peligrosamente la capacidad de asombro que alguna vez se tubo, pero que, las nuevas generaciones en su contexto, van perdiendo.
Cobra relevancia la violencia en contra de la Mujer. Ello ha hecho que reaccionen, con una presencia cada vez mayor en la inconformidad, justa, para detener la desaparición de mujeres y muchas de ellas así permanecen y otras, muertas, calificado esto como femenicidios.
Es doloroso ver cómo se mata a un ser humano, solo por ser mujer, crímenes de odio en contra de Ellas. Niñas, adolescentes, mujeres maduras, todas son víctimas de la violencia que parece no detenerse. Peor aún, la impunidad va creciendo ala par.
Parece que las diferentes declaratorias de alertas, Alba o, Amber, atentarían contra la salud económica del Estado, si darse cuanta que en la medida que se incrementen todas las alertas que se puedan imaginar, en trabajo conjunto con la sociedad es decir, acciones coordinadas entre gobierno y población civil, constituye un activo, un plus de nuestra comunidad para que la seguridad se convierta en una realidad.
Parece, desprendido de la lentitud o, aveces de la indiferencia, más importante, conservar un polo de atracción de inversiones, en contra de alertar a la población del peligro, lo cual es un error pero además, una visión con mal enfoque. Se equivocan quienes piensan que se apartarían los inversionistas de San Luis Potosí, por el contrario, cualquier empresario que encuentre una ciudad o, estado organizado, se convierte en un atractivo para invertir y saber que existe coordinación entre población en lo general y sus autoridades.
En estos días, aún con las restricciones de no reconocer lo que se vive, aún con el sufrimiento real, se pueda mirar a otro lado, negando la violencia que no merecemos. No menos doloroso resulta la pérdida de vidas de cualquiera ser humano, cercano o no a nosotros. Desprendido de la despersonalización humanitaria, ya ocupamos el noveno lugar en suicidios de jóvenes, una forma de violencia olvidada y sin atender.
No cabe duda, la necesidad de replantear nuestra realidad social en el marco del pacto federal pero, también del social, es un imperativo de nuestros tiempos y quien no lo vea así, será superado por nuestra realidad y arrastrando por la irrealidad de la ficción oficial.
El reto... Sincronía entre las autoridades y la sociedad, para abatir los males de la población.
Algunos piensan que tienen, por la magia de la representación política, las respuestas para todo, incluso sus propios intereses.
jaimechalita@yahoo.com
@jaimechalita
