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Leopoldo Pacheco | 16/11/2016 | 10:10

Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
Rubén Darío. Los motivos del Lobo.

Viviana no regresó, y en las redes sociales el desagarrador relato de la desesperanza tras su desaparición nos obliga necesariamente a preguntarnos qué es lo que estamos esperando ?para que la actuación de la autoridad sea contundente a fin de que la venda de los ojos sea arrancada con plena convicción de que estamos enfrentado un problema.
De un tiempo a la fecha, la exigencia de un alerta de género ante la ocurrencia de asesinatos de mujeres como feminicidios, no solamente ha despertado la conciencia de aquellos que están directamente involucrados o involucradas en las agrupaciones civiles dedicadas a la protección y a la asistencia de las mujeres. Y si bien es cierto que la muerte no es privativa en cuestión de género, la llaga que se abre entorno a la depredación, la desaparición, y el asesinato de mujeres nos abre un triste recordatorio y una infame referencia de la omisión de la autoridad ante un fenómeno que no es nuevo, pero que ahora se ha convertido en una situación cada vez más conocida y abiertamente alarmante por la instantaneidad que nos brindan las redes sociales.
Las muertas de Juárez, que fueron más conocidas por lo que se informó por medios de comunicación que no eran ni siquiera nacionales, marcaron un hito histórico de nuestro país donde las mujeres fueron plagiadas  y muertas bajo circunstancias por demás misteriosas en la mayoría de los casos, y que motivaron las más insospechadas teorías que fueron desde l participación de la delincuencia organizada, hasta la posibilidad de un o unos asesinos seriales que habían encontrado en la frontera de nuestro país el campo de caza más fructífero para sus infames propósitos.
Pero al hablar del tema en lo particular por lo que ha ocurrido en San Luis Potosí y aunque resulte prematura la comparación con la ciudadana fronteriza, no debemos perder de vista que precisamente los problemas inician así, negando que ahí estén y que al tiempo las víctimas nos recuerden con una sonora  bofetada, nuestra criminalización actitud ante la indiferencia y ante la ignorancia pero sobre todo ante la indolencia.
Hoy y quiero atribuirlo a las redes sociales porque de lo contrario me sentiría más triste. El que esto escribe amigo lector, recuerda los asesinatos sin ser considerados como feminicidios en San Luis Potosí, de Dulce Idalia Santana Gómez, la jovencita encontrada muerta en una cisterna en el fraccionamiento de "La Florida" con claras huellas de tortura, leo caso de Tania Lucero de La Garza Cárdenas, ultimada en la colonia las Piedras, Shantal muerta en el Salesiano, Karla Pontigo muerta en un antro... las citó porque cubrí de cerca cada unos de sus casos y no recuerdo marchas, ni protestas ni linchamientos ni la criminalización del gobierno por estos casos. Hoy la sociedad está despertando? Hoy somos más sensibles? Hoy estamos más hartos? O hoy somos más de modas morbosas que nos llevan a llenar de hashtags nuestras publicaciones en las redes sociales? O somos parte o encabezamos las comparsas de grupos socialmente responsables? Que somos y en que nos hemos convertido en razón a nuestra reacción y a nuestra capacidad de asombro para San Luis Potosí, no se convierta en Ciudad Juárez, y que las señales que se están presentando sean motivo de acciones y no solamente de quejas y lamentaciones.
No solamente es desear su eterno descanso de las victimas, no solamente es la prevención en la cual las mujeres salgan con todas las precauciones, no es solamente que al grito de "femenicida" veamos piras ardientes de linchamientos de una sociedad aterrada por el depredador que puede estar afuera y que no tiene rostro.
La lección más importante es no olvidar a las mujeres que faltan, a la hermana que se fue, a la madre que ya no está. Es hacer lo que sea necesario con decisión para proteger a nuestras mujeres que significa protegernos todos. Y no solamente depende de él gobierno porque eso es fácil para desquitar nuestra impotencia. Es encontrar que es lo que no está funcionado como sociedad y dejar de ser tan pusilánime ante circunstancias en las que vemos a jóvenes de ambos sexos deambular en las calles en horas en la que podrían estar estudiando y trabajando, por ejemplo, y dejamos que la vida siga como si esto no fuera a tener algún tipo de repercusión en el mediano o largo plazo, de eso se trata, no olvidarlas dejando de lado nuestra indiferencia.

 


HASTA LA PRÓXIMA