Jueves 25 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Monosatírico

Alex Valencia | 10/11/2016 | 23:22

En cuanto se anunció a la capital potosina como sede nuevamente de la Muestra Nacional de Teatro tras apenas cuatro años desde su anterior ocasión como anfitriona, surgieron preguntas al momento no respondidas –fuera del discurso oficial, me refiero- ¿Para qué?, ¿Genera algún beneficio para el desarrollo de la comunidad teatral?, ¿Tiene o forma público? No se menosprecia la oportunidad de apreciar el panorama teatral del país, sin embargo es preciso cuestionar si ello conlleva un beneficio para San Luis Potosí más allá de generar cifras para el informe de gobierno.
 
En los días que lleva a la fecha desde su inicio si algo ha destacado es la ausencia de público general, de las personas de a pie quienes constituyen, o deberían hacerlo, el objetivo de los organizadores, principalmente a los del lado potosino. Y para muestra dos casos ejemplares: la inauguración, a cargo de la compañía de teatro de la UNAM, con una disfrutable adaptación de Antígona por parte de David Gaitán, contó forzadamente con la mitad del cupo del Teatro de la Paz y los asistentes eran en su mayoría los propios participantes de la Muestra, una pequeña porción del gremio local –básicamente alumnos del Centro de las Artes-, algunos funcionarios, promotores y artistas de otras disciplinas. Haciendo cálculos alegres diría unos cien, ciento cincuenta ciudadanos comunes asistieron por el mero disfrute.
 
Más lamentable fue la baja asistencia a la presentación abierta al público de la Compañía Nacional de Teatro con El diccionario, de Manuel Calzada Pérez bajo la dirección de Enrique Singer, recientemente designado Director General de la compañía, donde hubo menos de noventa butacas ocupadas en el Teatro Polivalente del Centro de las Artes. Estoy hablando de dos compañías a las que por el mero nombre y trayectoria era factible suponer atraerían público, en algún momento llegué a pensar que el espacio del Polivalente iba a ser insuficiente, pero la realidad es más certera. Por muchas razones, buena parte de ellas atribuible a los organizadores tanto locales como foráneos, la Muestra es un fracaso en su parte de formación de público, si acaso contemplaron tal intención.
 
Ahora bien ¿por qué me centro en la asistencia de la ciudadanía local como parte fundamental del para qué debería haber servido la Muestra? Es sencillo: porque al manos las últimas dos veces que se ha traído (2005 y 2012) no ha reflejado impacto alguno en la creación escénica local, al menos no tangible y en todo caso, si el enfoque de la Secretaría de Cultura es en beneficio de la comunidad teatral, hubiera incluso resultado mucho más barato enviar a 20, 30 creadores con todos los gastos pagados a donde se desarrollara la Muestra. Los seis millones de pesos invertidos en la actividad (“tres aportados por el estado”, acotan pudorosos los involucrados cuando se habla de la inversión, como queriendo decir “ni fue tanto”) no tienen justificación más allá de la vacua retórica de las autoridades. En ese sentido tal vez la única respuesta con sustento sea la de Martha Aguilar, creadora local y miembro de la Dirección artística de la Muestra, quien ve en la realización del evento una oportunidad de hacer visible ante la comunidad nacional las condiciones adversas que viven las artes escénicas en San Luis Potosí. 
 
Los horarios de las presentaciones incrementan la idea de que la Muestra es exclusiva para un público limitado, con funciones prácticamente empalmadas y distribuidas en horarios incompatibles con los laborales de la mayor parte de la gente, ya no se diga los del Encuentro de reflexión e intercambio y el 2° Congreso nacional de teatro, que aunque lógicamente son actividades más dirigidas, también inhiben a creadores y promotores locales. La muestra es a todas luces un evento privado y por tanto no redituable cualitativamente para el estado.
 
Por supuesto hubo cuestionamientos por parte de la comunidad escénica previo a la inauguración de la Muestra; apenas hace unas semanas se llevó a cabo un Encuentro de creadores realizado de manera independiente en el cual se pusieron en la mesa temáticas ignoradas por los organizadores de la MNT. ¿Quién impulsó su regreso y para qué?
 
Enrique Olmos de Ita, crítico y dramaturgo, realizó una aportación relevante –sobre todo por ser una mirada externa a San Luis- en el Encuentro de reflexión al hacer notar el drástico descenso en el número de alumnos inscritos en Artes escénicas en el Centro de las Artes (aunque el problema es general en todas las áreas) aportando el dato de que en 2012 había 439 inscritos, en tanto en el reciente semestre ha bajado hasta 135. Cierro con una cita de sus palabras: ”Siendo solidario con la gente de San Luis Potosí ¿por qué invirtieron tres millones de pesos en una Muestra nacional si tienen primero que mejorar sus cifras de alumnos… y si avanzamos en ese diagnóstico, pues nada más les pediría que se asomen a la Escuela Estatal de Teatro, que tiene quizá las peores instalaciones del país”.