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Xantolo tradición viva en la Huasteca Potosina

Notimex | 28/10/2016 | 15:20

México.- Con flores, altares, danzas y comida típica, la Huasteca Potosina se prepara para su tradicional Xantolo, festival que tiene como objetivo guiar a los muertos en su viaje para reunirse con sus familiares.

El Xantolo que en náhuatl significa fiesta de todos los santos, se celebra principalmente en los municipios de San Vicente Tancuayalab, Tanquián de Escobedo, Ciudad Valles, Tanlajás, San Martín Chalchicuautla, Xilitla y Axtla.

De acuerdo con la Secretaría de Turismo de San Luis Potosí, dicha festividad se relaciona con los ciclos biológicos que cumple el ser humano, y se ha convertido en un símbolo de identidad para la cultura Huasteca.

Durante esta celebración las familias acuden a los panteones para limpiar y arreglar el lugar en el que descansen sus seres queridos.

Los altares para los muertos del Xantolo se caracterizan por tener dos arcos que significan la entrada y la salida del cielo y cada uno de los extremos significa las diferentes etapas que vive el hombre: niñez, adolescencia, adultez y vejez.

Dichos arcos se cubren con ramas de estribillo, limonaria o palmilla, y se adornan con flores de cempasúchil, con las que se hacen cadenas que son parecidas a rosarios, que son las cortinas de las puertas y representan elementos purificadores.

Turistas nacionales e internacionales visitan los municipios de San Luis Potosí durante esta temporada para disfrutar del festejo que inicia el 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel, celebración en la que niños, jóvenes y adultos bailan con máscaras de madera para representar a los difuntos que danzan por la alegría de regresar a casa.

El 30 de octubre se limpian las tumbas; el 31, los niños acuden a la iglesia y desde ahí, guían a los "angelitos" a sus casas; el uno de noviembre aparecen los difuntos adultos y a partir de entonces, las campanas de los pueblos repicarán día y noche.

El dos de noviembre la gente se congrega en los panteones para rezar y comer con los difuntos; los enmascarados comen a la orilla del camposanto y simulan llorar.

El cuatro o cinco de noviembre, la población destapa su rostro y muestra que son gente viva, de esta manera demuestran que los muertos se han marchado y no se les volverá a ver hasta el siguiente año.