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Espacio de reflexión

Jaime Chalita Zarur | 27/10/2016 | 01:23

La verdadera desgracia y que, se ha entendido, pero además, sobre diagnosticada, que vive nuestro País, ha sido la insensibilidad con la que históricamente, en nombre de la democracia, o lo que se parece a Ella,  hemos vivido.

 

Dicen que la historia la escriben los vencedores y desde ese  punto de vista, solo glorias, por cierto pasadas, es lo que sabemos de nuestro México. 

 

Un Estado  Mexicano, el "moderno", crecido en el triunfalismo de sus autoridades, que jamás dieron respuesta a lo planteado, desde la Independencia, pasando por la Reforma y, la Revolución, pero que, sus enunciados ha permanecido en el discurso social por muchos años, en todo nuestro México. 

 

Solo es conocida nuestra historia y, no por todos, puse ya no se estudia en las aulas. Es a través de los años de glorias que jamás han sido alcanzadas, por ninguna otra institución, que nos parece nuestro País, ha quedado suspendido en el tiempo para la inmensa mayoría de la población y solo el benéfico ha llegado, algunos muy selectos que controlan toda la vida social.

 

La idea de la pobreza de los mexicanos, es falsa, este, ha sido un estado en donde se ha querido mantener a la mayoría de los mexicanos alejados de la educación y tratando de mantenerlos en la ignorancia, de ahí, el abuso de sostenerse en quienes no tienen nada, para por limosnas electoral y populista, tener cautivos un Pueblo al que no se quiere, no se ama, pero que, mediante el mismo, se persigue el querer no servir y, si servirse de El.

 

La descomposición social, ya no se aguanta, los vicios que se han arrastrado, son tantos que hacen su crisis, y terminan hasta con vidas, no sólo con los principios que se presumen en el discurso, arrasan también, con lo fundamental del contrato al que está atada una sociedad; sus leyes.

 

Iniciamos quejándonos de la falta de valores y así seguimos mucho tiempo, ahora ahogados en la violencia, corrupción e impunidad, apenas respiramos. Nos pelamos por todo y descuidamos la escénica de nuestras vidas. 

 

La inmaculada figura que se pudre por dentro, de algunos funcionarios ricos, a costa de el sufrimiento de la población, nos quiere matar. El colmo, lo hemos dicho siempre, funcionarios públicos que se erriquecen; pobres que mendigan hasta la pastilla para mantener su salud. Interminables filas de madrugada en los hospitales públicos para alcanzar la consulta, mientras titulares de dependencias se despiertan en la comodidad que, asegura el sueldo de lo público, con el desayuno en cama quizá, mientras los pobres sufren.

 

Este y muchos casos, prácticamente en todas las dependencias de los tres niveles de gobierno, pasan todos los días. Seres humanos abandonados a su suerte, sin el menor remordimiento de conciencia, si es que algunos tuviesen, mientras el dinero público se anida en las cuentas bancarias de ellos y ellas que, viven de los impuestos y manejan el dinero público, no para servir y si, para servirse de ello. Deshonestidad que los marca para siempre.

 

Se reduce el presupuesto público, para salud, seguridad, educación, entre otras acciones del Gobierno Federal, pero no, se reducen los sueldos que se asignan cada quien a su voluntad. La vida social, abandonada, se pierde en el fango de todo lo que se violenta por el dinero y el poder, y así, se confrontan hombres y mujeres de nuestra Patria, pelando y, defendiendo intereses ajenos, aún sin conocerse por defender a los intereses de quienes si se conocen. 

 

Las culpas no son de un solo lado, son compartidas y las mismas se han mantenido en intereses de grupos muy pequeños pero con la complacencia de los demás. Las exigencias sociales, las que beneficias a mayorías, se olvidad por intereses mezquinos pero, no hay culpables sin contraparte y, por desgracia todos tenemos responsabilidad, no quiere decir que todos vamos en el pecado, pero si todos somos culpables por la falta de cumplir como marca la ley, buen o mala, es la ley y cumpliendo, podemos ser exigentes con los demás. 

 

Los movimientos sociales mexicanos que han dejado tantos muertos, en nuestra historia parece que han sido factor determinante para la población, y haber permanecido en la indiferencia, lo cual se empieza a revertir y se hace por el aumento de la violencia, en la persecución del dinero y dominio de la vida de los demás pero, desde luego en el número de muertos que, tan solo en dos sexenios federales, ya se disputan quien tienen más violencia y número de vidas perdidas. 

 

jaimechalita@yahoo.com

@jaimechalita