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Leopoldo Pachecho | 05/10/2016 | 02:15

Las empresas e importantes marcas que producen insecticidas para eliminar las plagas de roedores o insectos rastreros, gastan verdaderas cantidades de recursos para convencernos de que son las última y más eficaz forma de acabar con la fauna nociva y lo ponen a consideración para que la próxima vez que vaya al supermercado adquiera alguno de estos productos que al final del día pueden librarlo del problema por un tiempo, pero nunca será de forma permanente…

Y aunque la comparación suene odiosa, la verdad los gobiernos de diferentes extracciones partidistas muchas veces le venden la formula “política” para acabar con la delincuencia pero al final del día; los mexicanos y sin duda los potosinos terminamos por seguir soportando el embate de la delincuencia en todas sus presentaciones, lo cual nos lleva a preguntarnos necesariamente ¿qué es lo que está fallando en materia de prevención? ¿Qué es lo que no se está haciendo? y si finalmente todos los programas, operativos, estrategias y resultados que nos presentan se convierten en algo parecido a los comerciales que vemos también por televisión, donde los únicos que se hacen “chiquitos” son los ciudadanos ante una creciente ola de delitos del fuero común y del fuero federal, cada vez más grande.

Y es que francamente resulta un error continuar con el discurso si los problemas y las mejores soluciones al fenómeno del delito en México y San Luis Potosí, están ligados a una circunstancia de gobiernos, por su raíz política o por los personajes que los encabezan, porque la anarquía que caracteriza el interés factico que refiere a la delincuencia tampoco obedece a partidos políticos, sino al más estricto interés de adueñarse de la sociedad.

Durante el periodo comprendido entre 2001 y 2011 (de gobiernos del PAN), y aun con el incremento al presupuesto destinado a la Secretaría de Seguridad Pública federal y sus órganos administrativos desconcentrados en 38 por ciento, la incidencia delictiva del fuero federal aumentó en 83 por ciento.

Lo anterior se argumenta en las bases del Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia que presentó en Aguascalientes el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien anunció desde el inicio de su sexenio un viraje en la estrategia de seguridad.

Se explicaron estrategias tales como intervenciones en 57 demarcaciones que presentan altas tasas delictivas y factores de riesgo para el surgimiento y permanencia de violencia.

Se realizarían intervenciones preventivas en 100 demarcaciones.

El plan incluiría la intervención en 251 demarcaciones, las cuales son beneficiadas con recursos del Subsidio en Seguridad Pública para municipios.

Con programas transversales contra la violencia escolar, familiar, adicciones, y campañas de prevención y difusión del Programa.

Los ejes rectores son: seguridad ciudadana, prevención integral y prevención social de la violencia y delincuencia; juventudes; mujeres; condiciones de vulnerabilidad; convivencia, cohesión comunitaria y participación ciudadana; cultura de la paz, entre otros.

Y hoy después de que en San Luis Potosí, se hablaba de haber regresado a esquemas de menor índice de eventos delictivos, de la implementación de la Base operativa Mixta, (BOM) encabezada por el Ejército Mexicano y con la participación de la Marina, Policía Federal, Estatal; municipal, Ministerial y casi casi hasta los Boy Scouts, a fin de tener mayores esquemas de seguridad en una plaza que sí se está peleando la delincuencia. Amanecemos a últimas fechas con la sombra de un pasado reciente en el cual muchos ya no queríamos ni salir a la calle, balaceras en antros, disparos a automóviles, ejecutados, en lo que parece ser el regreso de esa plaga que parecía haber sido eliminada y que con este tipo de señales podrían estar buscando la negociación con los gobiernos, a fin de que se den cuenta de que sí son un poder y que no hay operativo capaz de detenerlos.

Entonces sin duda sabemos que la seguridad no se garantiza con el diseño de estrategias y es más ni con el voto de la ciudadanía, para que no se deje engañar con comerciales, pues el mejor insecticida no es azul ni amarillo ni rojo, es la participación social y mantener nuestra casa limpia y en orden, tal cual, como cuando no queremos que se nos formen plagas.

La voluntad existe, pero más allá se debe evitar que este problema se convierta en parte de un botín político, antes de que en ese debate la propia delincuencia vea un campo propicio para crecer y reproducirse.

 

HASTA LA PROXIMA