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Espacio de reflexión

Jaime Chalita Zarur | 20/09/2016 | 02:23

Un año más de aquella parte de nuestra historia en la que, el Cura Hidalgo, hiciera la arenga para independizar, lo que ahora es nuestra Patria pero, después de pagar un costo muy alto y, el cobro fue en la pérdida de vidas persiguiendo el anhelo de ser libres y, la eliminación del mal gobierno. 
 
La globalización y los controles internacionales, de los cuales México forma parte, han hecho que las independencias de los países que lo celebran cada año, queden y lo vallan haciendo cada vez más, en el imaginario de las poblaciones que se sienten independientes y libres y que, en el día de sus festejos lo hagan solo por disfrutar la fiesta que nos une, cuando menos así lo quisiéramos ver, bajo la nacionalidad y orgullo de ser mexicanos.
 
Todo lo anterior merecería estar inscrito en el patriotismo, en el amor a nuestra Patria, no es así, en la práctica se han borrado las barreras y fronteras que definían a los piases y, las ideologías, han sido infiltras, para bien o para mal y, las idiosincracias de los demás, han cambiado. 
 
Nuestra realidad supera al idealismo de aquellos que nos dieron Patria, se han intercambiando aquellos principios  ideológicos por dinero y poder, concentrados en unos cuantos que, desde nuestra Patria se unen a otros, para concentrar la riqueza a costa de quienes sufren hambre y pobreza. 
 
La prosperidad de una nación está a cargo, de los patrones, de empresarios pero, también de los obreros, de los trabajadores, de la gente que abona al progreso y que sostienen a su país pero, eso no cuenta para quienes han entrado o, los han metido en el negocio de la política, por cierto exageradamente redituable.
 
La desesperación y la desilusión de los mexicanos ha alcanzado limites inéditos, los mismos que son difíciles de imaginar en nuestro País y que los veíamos en otros países, pensando que estarían muy lejos de nosotros para ser afectado, pues las ocupaciones cotidianas para llevar el alimento a la mesa de nuestros hogares, nos distraía de lo turbulento que se ha tornado la ambición de quienes están en el negocio de las urnas electorales. 
 
Inédito fue, en estas fiestas Patrias, hartos en algún sector de la población, que salió a tomar las calles de la Capital del Pias, para demandar la renuncia de Peña Nieto. En algunos medios de comunicación, se dijo que eran algo así como 1500, en otros más reales, reportaron el número  de 10000. 
 
Independientemente del número, lo relevante es que se solicita la renuncia del Presidente de la Republica Mexicana. Los errores graves en delincuencia, en violencia, en política, en economía, pobreza, educación y, muchos más, han provocado a la población para solicitarle al Presidente, que se valla que, ponga a disposición del Congreso de la Unión, su renuncia y que este Poder de la Nación, lo sustituya.
 
La puerta está abierta, para que Peña Nieto abandone la Presidencia de nuestro Pias, pero ¿es realmente bueno que sea una realidad esta renuncia? ¿No es peligroso para la vida social, de por sí difícil, que se renuncie el Presidente? La respuesta son variadas pero, lo que hay que tener en cuanta, es que México no vive los mejores momentos económicos y sociales, entre muchos otros, para que en el torbellino político y,  en la ausencia de uno de los poderes que le dan gobernabilidad a nuestra Patria, se generen criterios populistas para asaltar el poder ejecutivo y desde ahí, dar la estocada final para perpetrar la venga del agravio que es inexistente. 
 
El pueblo de México, ha sufrido mucho y lo sigue haciendo. En política todo está calculado, con un margen de error mínimo, así, al recordar un año más de independencia, no sólo recordemos la fiesta y el espectáculo que cada año se realiza, recordemos también cuantas vidas costo este y, muchos otros movimientos sociales de mexicanos que nos dieron Patria. Aún es tiempo, se tiene que corregir el rumbo de México en el encuentro de la población y sus necesidades. 
 
 
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