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Filiberto Juárez Córdoba | 02/09/2016 | 03:17
CURIOSA PETICIÓN de diálogo la que hicieron los integrantes de un variopinto contingente que se presentó en el Congreso del Estado. Educadamente, decían, a grito pelado, exigían que los diputados suspendieran su agenda para que los atendieran. La diputada Josefina Salazar, les dijo que primero desarrollarían la sesión ordinaria de la Diputación Permanente y, enseguida, los escucharían a ellos. Coreando consignas contra el fuero y sueldos ostentosos, gritaban entonces que se declarara una pausa en la sesión, para ser atenidos, invocando ser la ciudadanía y llamándose patrones de los diputados. Los integrantes de la Diputación Permanente, a pesar de la gritadera, que incluía algunos insultos, siguieron con el desahogo de los asuntos del orden del día.
DOS DE LOS DIPUTADOS presentes, José Luis Romero Calzada y Gerardo Serrano Gaviño, quisieron calmar los ánimos. Romero Calzada acercándose a ellos para buscar que le bajaran a sus gritos, cosa que no logró y sí, en cambio, recibió algunos señalamientos fuertes; y Serrano Gaviño, haciéndoles señas indicando que no era él, el que se negaba a darles la atención que exigían, señalaba que eran sus compañeros de la mesa los que no querían hacer la “pausa”. Dentro de lo que se gritaba invocaban al artículo 39 de la Constitución, asegurando que se los iban a aplicar. El referido artículo señala: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”. Con eso y asumiendo tal vez que la treintena de manifestantes son el pueblo, querían hacer cambiar de actitud a los diputados.
LO QUE OLVIDARON o tal vez no saben es que el artículo 40, dice que “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”. Si la república es representativa, no hay patrones ni empleados, como ellos sostenían, hay representados y representantes, y, dice el último párrafo del artículo 41, “La renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas”. Ahí tenemos que, sin quitarle validez a sus planteamientos, los diputados si representan al pueblo, porque salieron de una elección, mientras que algunos de los que estaban ahí, no se sabe quién o quiénes los eligieron en sus presuntas representaciones. Al ver el radicalismo que asumían, alguien comentó, que lo mejor sería que ellos buscaran ser diputados y, ya con el voto de los ciudadanos, hicieron los cambios, sobre salarios y fueros, que ahora exigen a los otros.
EN UN CORRILLO CAFETERIL se decía que si Peña Nieto removió a Enrique Galindo Ceballos por cuestiones de imagen, en vísperas de su informe, mejor hubiera removido a Alfredo Castillo, director del CONADE. Con Galindo se dio la impresión de que no hay apoyo a los jefes policiales en sus tareas de combate al crimen organizado. Con Castillo, la interpretación fue que a los amigos se les sostiene a pesar de no dar resultados. La invitación a Donald Trump, decían, tampoco fue una decisión acertada. Si fue para aumentar la popularidad del presidente, como que no les cuajó. NOSOTROS DECIMOS:
Pues se puede asegurar
Que el invitado imprudente
Si lo hizo más popular,
¡En escala descendente!.
