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Medio Ambiente

Jorge Aguilar | 26/08/2016 | 02:09

Un nuevo estudio señala que casi una quinta parte del calentamiento global que se ha producido durante los últimos 150 años no ha quedado reflejado en los registros históricos debido a un aspecto técnico que se pasaba por alto cuando se hacían las mediciones.

Los resultados de este nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de Mark Richardson del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, en Pasadena, California, Estados Unidos, explican por qué las proyecciones sobre el clima futuro basadas solo en registros históricos estiman tasas más bajas de calentamiento que las predicciones de los modelos climáticos.

En el estudio se agregó a los registros históricos el aspecto técnico pasado por alto y después los científicos realizaron los mismos cálculos, tanto a partir de los modelos como a partir de las observaciones históricas, para llevar a cabo la verdadera primera comparación "equitativa" de la tasa de calentamiento. Con esta modificación, lo pronosticado por los modelos sobre el calentamiento global a corto plazo concuerda sin problema con lo pronosticado a partir de las observaciones históricas

El Ártico se está calentando más rápido que el resto de la Tierra, pero existen menos lecturas históricas de temperatura de esa zona que de latitudes más bajas debido a que es demasiado inaccesible. Un conjunto de datos con menos mediciones de temperatura del Ártico naturalmente muestra menos calentamiento que un modelo climático que represente completamente esta región. En esto consiste buena parte de la cuestión técnica pasada por alto.

El nuevo estudio también tuvo en cuenta otros dos descuidos culpables de distorsiones en los registros históricos. En primer lugar, los datos históricos mezclan temperaturas del aire y temperaturas del agua, mientras que los resultados de los modelos se refieren solo a las del aire. Esta circunstancia previamente no tenida en cuenta también desvía los valores del registro histórico hacia el lado frío, porque el agua se calienta menos que el aire. El otro descuido es que no se ha tenido en cuenta que había mucho más hielo marino en el Ártico cuando se iniciaron allí los registros de temperatura en la década de 1860, y que los primeros observadores registraban las temperaturas del aire sobre las áreas terrestres cercanas a las zonas de mar cubiertas de hielo. A medida que se fundía el hielo, los observadores posteriores pasaron en cambio a prestar más atención a las temperaturas del agua. Eso también mitigó el cambio percibido en las temperaturas globales.

La comunidad científica ya conocía desde hace algún tiempo la existencia de este tipo de arbitrariedades antiguas en la medición de temperaturas, pero este es el primer estudio que calcula su impacto. Tales arbitrariedades han ocultado alrededor del 19 por ciento del aumento de la temperatura global del aire desde la década de 1860.

 

Fuente: Namazings

 

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