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Leopoldo Pacheco | 17/08/2016 | 00:52

Y de cuidarse no estamos hablando precisamente ni de dietas ni ejercicios, es aquello que hoy en día se ha puesto tan de moda en la opinión pública y que refiere a los ciudadanos que hoy en día viven en la zozobra de ser objeto del delito, o que sus familiares o amigos puedan serlo. El miedo es tan real que viaja de adentro hacia afuera del cuerpo, es un miedo que nos remite a nuestros instintos de conservación más básicos y que hoy en día se ha convertido en gran medida, en la diferencia que puede haber entre cruzar la delgada línea que nos divide entre la gobernabilidad y la franca anarquía ante magros resultados en contra de lo que hoy conocemos como inseguridad.

 

El ciudadano común que invierte tiempo y dinero en la seguridad de su hogar y su familia, en la prevención del robo, en el autocuidado, poco a poco se ha ido convirtiendo en prisionero de su propio hogar, en el afán de tener que aislarse a fin de no ser un blanco fácil de la delincuencia, del ya no salir a determinadas horas, porque a diferencia de lo que pasa en las dictaduras militares con los famosos toques de queda, el poder factico y el miedo que la propia delincuencia está ejerciendo es más que suficiente para dar “toque de queda” a los ciudadanos y vivir con temor.

 

Es por esta circunstancia que en México y en San Luis Potosí, el gran tema de los gobiernos y de las corporaciones de seguridad, trata en ¿cómo devolverle a la sociedad, a los padres, hijos, hermanos, mujeres, ancianos, a todos, la sensación de seguridad?, que parece haberse esfumado para siempre desde hace ya varios años y es por eso que no será una tarea fácil.

 

Pero ¿por qué es importante devolverle a la ciudadanía esa sensación de estar seguros? ¿Por qué es necesario que las personas sientan que sus calles, sus principales avenidas y en general el lugar en el que habitan son seguros?, que si esto no es posible que sea en un 100 por ciento, cuando menos con la idea de que es posible mejorar, lo que se ha venido perdiendo en una inercia de varios años.

 

La violencia y la inseguridad pareciera que son sinónimos, sin embargo tienen sus propias características. El tema de la violencia en el Estado de San Luis Potosí ya no es el mismo tema que el de la inseguridad, pues si bien es cierto que desde hace algún tiempo hubo un importante brote de hechos violentos ligados a la presencia de la delincuencia organizada, hoy San Luis Potosí está enfrentado hechos relacionados con la delincuencia común que se ha dado en aumento.

 

En estos días los policías municipales que fueron atacados por desconocidos armados con rifles de alto poder, los mensajes que han circulado a través de las redes sociales con amenazas de supuestos grupos delictivos, los rumores que se alimentan de sus propios mitos, todo se convierte en una bola de nieve que desciende como avalancha de una montaña arrastrándolo todo. Pero lo más valioso, que es la confianza de la ciudadanía en sus instituciones y por ende en el crecimiento de la sociedad en aras de su crecimiento económico, se desalienta así como la inversión y el trabajo y con la llegada del desempleo, llega el caldo de cultivo para el surgimiento de la criminalidad y el delito.

 

En el vecino estado de Querétaro es tan importante cuidar la sensación de seguridad, que se ha convertido en una consigna del propio gobierno el tratar de soslayarla y hasta ocultar los sucesos del orden policiaco o de violencia a fin de no trasgredir la calma de los queretanos, que cobran cualquier situación que rompa su equilibrio, convirtiéndola así en una de las ciudades con la mayor plusvalía inmobiliaria y comercial en la urnas electorales.

 

Hoy en San Luis Potosí se tendrá que trabajar de manera ardua en recuperar la sensación de seguridad, desde el ciudadano hasta el gran corporativo industrial, tendrán que ser un todo en su conjunto, pero no debería ser como barrer la basura debajo de la alfombra, pues el que se oculte no querrá decir que no exista, se trata de barrer con determinación y curar las heridas que como sociedad tenemos por la corrupción y la impunidad que ha caracterizado el espacio idóneo para que el delito exista.

 

No es una tarea fácil pero no hay de otra si se quiere tener un verdadero destino para el desarrollo y el crecimiento de la sociedad potosina.

 

HASTA LA PRÓXIMA