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Monosatírico

Alex Valencia | 12/08/2016 | 02:51

Justo es decir que el recientemente concluido Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López logró, pese a un presupuesto casi nulo y programación tropezada, librar su precedente manto de dudas; consiguió abrir la idea de poder recuperar lo perdido, anotaremos eso como un acierto de la actual administración de Secretaría de Cultura.

Su problema es navegar en un mar de arrecifes. Y el capitán en lugar de sortearlos parece decidir navegar encima de ellos como si no pasara nada aunque la nave sufra daños y los marinos hablen cada vez más de un motín a bordo. Las complicaciones a enfrentar por Armando Herrera Silva no se limitan a las heredadas por la desastrosa anterior administración, muchas se vienen agregando desde el interior del propio gobierno al cual representa, quien muestra estar decidido a pasar por encima de su investidura cuantas veces se le antoje. Cuatro ejemplos en pleno transcurso:

Hace unos días recorrió las oficinas de las distintas dependencias de Secult un oficio donde se instruye a los titulares a “invitar” a sus subordinados a comprar boletos (doscientos pesos cada uno) para el espectáculo “Cuentos eróticos africanos”, un evento anunciado como a beneficio de las “Escuelas de iniciación artísticas asociadas”, del IPBA, supongo. La invitación –con todo viso de forzosa- es por donde se le vea, vergonzante, retrógrada; una cosa es ser solidario con las actividades de la institución para la cual se trabaja y otra que impongan a chaleco. No parece, sin embargo, una acción solicitada por el Secretario, no es su estilo, más bien huele a la manera como se manejan en Palacio de Gobierno. Habrá que investigar quien invitó a la compañía  y bajo cuales términos. Por ahí hay una intervención externa.

La hay también en el retorno de Octavio César, ex Director de Publicaciones fulminantemente cesado de dicho cargo meses atrás, cuando tuvo el desatino de celebrar e integrarse a comentarios sexistas y ofensivos en Facebook. En su momento, el Secretario señaló que de acuerdo a los lineamientos de este gobierno, no se podía tolerar tal actitud. Sin embargo, ese propio gobierno le regresó al poeta sin preguntar si le parecía y con oficina privada justo a un lado del despacho del titular de Secult, cuya autoridad se vio nuevamente sobajada. Misteriosos son los caminos de la agencia de colocaciones para cuates y compromisos del doctor Carreras y asociados.

Aunque sea para tapar el sol con un dedo y no verse tan obvios, le hubieran dado un espacio en otra Secretaría desde donde pudiera seguir haciendo extensión de su promoción cultural, por ejemplo, en Oficialía Mayor, convertida en impulsora dancística a partir de la llegada ahí del ex director de Festivales Internacionales, Arturo Castillo. Espero en respuesta a tal muestra de transversalidad en acciones de gobierno, en breve la Secult organice una muestra ganadera. Por cierto, es raro que la fanpage “Festival Internacional de Danza Lila López” no haya hecho este año promoción alguna del evento cuyo nombre ostenta y sin embargo sea abanderada de una función de danza avalada por el padrino político de Castillo, Elías Pesina, a la postre Oficial Mayor.

Si las cosas parecen hasta aquí confusas, deberían tratar de indagar quien, porqué y para qué hace el Festival de Ópera llevado a cabo en estos días en el Centro de las Artes. En el caos, al parecer no lo organizó nadie, nadie programó ni hizo logística ni entrevió de que se trataba. Mientras buscaba enterarme nadie supo decirme de donde había salido y llegué a pensar que se trata de una obra de dios, o al menos un oscuro antagonista de film noir, porque mi mayor acercamiento fue saber que era algo proveniente de “más arriba”, de un alguien incuestionable y caprichoso cuya silla no es de este reino. Tal vez de la Ciudad de México, sentado desde ahí a la derecha de Juan Manuel Carreras.

Y para terminar de documentar el optimismo, corre el rumor -casi certeza- de la suspensión de la Muestra Nacional de Danza planeada para el último trimestre del año. Las versiones del por qué son diversas, pero la más creíble es la ausencia de presupuesto para llevarla a cabo. Y no lo hay por capricho de José Luis Ugalde, tío de Ana Bárbara y menormente conocido como Secretario de Finanzas, quien no ha liberado los recursos de cultura “porque no le han demostrado que si se van a gastar en lo que resta del año”.

Es imprescindible para Armando Herrera tomar las riendas y dar un golpe de autoridad que clarifique el lugar de su investidura, porque la actividad cultural no es usufructo de una camarilla sexenal y es función del Secretario mostrarlo. Los funcionarios se van con todo y el ladrillito en que están actualmente parados, pero los potosinos nos quedamos.