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Monosatírico

Alex Valencia | 26/07/2016 | 01:20

Comenzó ya el XXXVI Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López, una edición con morbo generado por razones tanto ciertas como impostadas, mas independientemente de ello relevantes por tratarse del evento cultural más simbólico del estado y las condiciones en que lo encontró la actual administración gubernamental tras el paso de Atila del toranzato.

Para hacer un poco de memoria, durante los tiempos oscuros para la cultura de Fernando Toranzo, Xavier Torres Arpi y Arturo Castillo, el Festival Lila López decayó merced a una serie de sucesos que van de programación armada sin el menor conocimiento de causa hasta la opacidad absoluta de los recursos ejercidos para llevar a cabo. Pese a ello y gracias a un público potosino aguantador, el festival continuó realizándose con buenas entradas, lo cual es el interés de los gobernantes, mucho público para presumirlo en informes aunque la calidad sea baja o nula.

Al asumir el cargo de Secretario de Cultura, el actual titular, Armando Herrera Silva, se comprometió a encausar los rumbos del sector en el estado, lo cual es un eufemismo para señalar la dura misión de limpiar el batidero que su antecesor le dejó, cosa nada sencilla. Una de esas acciones fue la destitución de Arturo Castillo como Director General de Festivales Internacionales y la consecuente devastación de dicha oficina, actualmente no activa ni desaparecida, si no todo lo contrario.

Ese movimiento generó una buena cantidad de preguntas, pues al llevarse a cabo apenas a mediados de abril lo lógico era cuestionar el avance al momento sobre el festival de danza, las implicaciones administrativas y presupuestales del cambio, las fechas de realización, quien se haría cargo de la programación y cómo se llevaría a cabo la logística, por mencionar sólo las más urgentes.

A las legítimas dudas se fueron añadiendo otras, producto de medios de comunicación sicarios, quienes incluso propagaron la burda (por supuesto, es eufemismo) mentira de la desaparición del festival y otras tonterías por el estilo, pero ese no es el problema, sino que la Secretaría de Cultura mantuviera un férreo silencio en torno a los avances fuera de desmentir algunas cosas y señalar a un misterioso “consejo consultivo” como integrador de la programación.

En la rueda de prensa para presentar el festival, realizada apenas a una semana de iniciar, se nos proporcionó, entre otros documentos, un boletín de prensa oficial (aunque la verdad ni siquiera está en hoja membretada)  con dos párrafos de información sobre esta edición, el texto restante es un panegírico a Lila López, de quien se dice se honrará su sueño en este sexenio. Quedaron sin contestar de manera concreta y convincente al menos dos preguntas: sobre el tiempo innegablemente corto para anunciar y promover las actividades del festival y la causa por la cual se suspendieron las competencias tradicionales, con todo y que se sigue aludiendo a los personajes cuyo nombre se da a los respectivos premios.

Con esos antecedentes y una publicidad prácticamente nula, el festival fue inaugurado el sábado 23 por el gobernador Carreras, el Secretario de Cultura y la Presidenta del DIF estatal, subida al presídium de manera improvisada para tratar de disimular lo escueto del mismo; digo, no se extraña la Sonora Santanera que subía en tiempos pasados, cuando hasta el titular de la Zona Militar estaba presente con tal de aparentar la mucha presencia de notables, pero da para pensar el que no estuviera presente en la apertura ya no digamos el titular de la Secretaría de Cultura Federal, sino al menos un mando medio  abanderando al que se sigue presumiendo pese a su maltrecho estado como el más importante de danza contemporánea en el país (“¿y por qué no? De Latinoamérica” dijo la maestra de ceremonias en la inauguración).

Desafortunadamente no hay argumentos para evitar la revisión de esta edición del festival desde el escepticismo; toca a la propia Secretaría de Cultura mostrar los argumentos necesarios para creer la renovación mencionada como bandera de este y el resto de los festivales oficiales. Deben mostrar una conexión real con el público y antes de ello la comprensión del mismo, sus necesidades, gustos, vías de formación y proyecto sustentable. Es importante también dejar de planear a San Luis Potosí desde atrás de escritorios defeños y comenzar a respetar e involucrar a creadores, promotores, investigadores, productores, programadores, técnicos, divulgadores, etc. locales, que los hay para cualquiera de las áreas necesarias de cubrir y con la misma calidad que los capitalinos, más un plus: conocen donde están parados.

El boletín oficial promete la tenacidad y entrega de Lila López para con el festival por ella iniciado, esperemos que trascienda eso más allá de las palabras, le deseo éxito a la Secretaría de Cultura en función de que esta carta marcará su real vocación por el resto del sexenio, por el bien de la cultura potosina espero sinceramente no fallen.