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Overdrive

Jorge Aguillón Rodriguez. | 26/07/2016 | 00:39

Hoy por hoy comprar un disco es toda una experiencia. Ahora que vivimos en la era del streaming y de la descarga digital, la vieja experiencia se ha ido evaporando lentamente.

Cuando tuve mis primeras experiencias comprando discos, cada visita a las tiendas se convertía en una apuesta. Normalmente contaba con una cantidad que me rara vez me permitía comprar un lanzamiento reciente. Pero entrar a las tiendas con la decisión de invertir en un disco ya era sinónimo de compra segura.

Recuerdo que en aquellos tiempos muy a duras penas era posible escuchar más de dos canciones de un disco cuando este salía a la venta. Si era el caso de un artista de rock difícilmente lo escucharíamos en la radio, entonces nos debíamos limitar a los videoclips.

Comprar un disco significaba una apuesta. Podías gastar tu dinero en un disco que compraste por una sola canción que te gustaba, y terminar arrepintiéndote por que el reto no cumplía con las expectativas.

A tal grado llegaba esta situación que los discos mas vendidos estaban colocados junto a unos pequeños reproductores conectados a audífonos en los que prácticamente podías escuchar el álbum entero y decidir si lo comprabas o no. Algunos llegaban a tal punto de sofisticación que solo permitían escuchar fragmentos de cada canción. Personalmente solía arriesgarme comprar el álbum sin saber que me iba a encontrar.

Era común guiarse por los ojos y que una portada te atrape, o guiarse por los nombres de las canciones sin tener una idea del estilo musical al que te ibas a enfrentar. En gran parte ahí empieza a aventura de comprar un disco.

Luego viene esta etapa casi ritualista de retirar el celofán que lo cubre y en ese entonces pasa de ser de tu propiedad. Entonces viene la parte maravillosa de empezar a conocerlo. Está la canción que te orilla a comprarlo. Esa que indudablemente escuchas varias veces antes de entregarte a escucharlo completo.

En algunas ocasiones es una experiencia variada. A veces la primera vez que lo escuchas no te convence. Te llena da dudas. Luego de varias vueltas terminas atado a una o dos canciones. Y cuando lo has escuchado varias veces no puedes  elegir una canción favorita.

Sin olvidarse obviamente de la maravillosa experiencia de hojear una y otra vez el arte del disco. Aquellas viejas ediciones que incluían todas las letras. Las fotos de la banda y los mas elaborados tenían texturas que de alguna manera ofrecían una experiencia más.

No se cuantas veces he repetido esto. De la misma forma a veces no entiendo como es que dejamos de hacerlo. Nos estaos perdiendo de toda una aventura por solo ir al grano. Dicho de otra forma… nos olvidamos del coqueteo previo para tirarnos a matar. Vya manera de dejar de disfrutar.

¿Cuándo fue la ultima vez que compraste un disco? Te invito a comprar uno y a sumergirte en estas aventuras. Luego cuéntaselas a quien mas confianza le tengas. En una de esas compra un disco también.