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Monosatírico

Alex Valencia | 15/07/2016 | 08:34

La selección natural, de acuerdo a Charles Darwin, es el proceso por el cual una especie se adapta a su entorno, es decir, la manera cómo evolucionan a partir de adecuaciones genéticas que les permiten mayor resistencia ante los cambios del entorno. Es algo fascinante. Imaginemos como, por ejemplo, los osos de agua, una especie animal microscópica, ha desarrollado capacidad para adecuarse a las más extremas situaciones medioambientales y probablemente sobrevivan cuando el resto de las especies se hayan extinguido. Menos una. Existe otra con mayor capacidad de adaptación, aunque no es científicamente aceptada su clasificación aún. Y más allá, vive en México. Se trata delpoliticusneanderthalensis.

En efecto, estoy convencido: los neandertales no solamente no se extinguieron, sino que lograron desarrollarse, están cobrando venganza del homo sapiens y pretenden su exterminio. La prueba más reciente para aseverar tal sentencia se dio esta semana nada menos que en el Gran Tunal, con los enfrentamientos entre varias sub especies que claman supremacía sobre los zombis erectus, homínidos cuya única función es depositar boletas en las urnas, característica que les hace ser codiciados aunque en realidad no aporten nada a la evolución.

Manolinpollensis, ejemplar del politicusneanderthalensisy actual jefe del clan dominante, en su lejana juventud encontró una crayola y sin saber bien para qué servía, rayó cuanto se puso a su paso; el color era horrendo y agresivo, pero él se sentía identificado, por eso cuando tomó el poder ordenó a sus lacayos marcar sus dominios para que los zombis erectus tuvieran claro quien manda y reparte despensas y agua.

Tecmolistricolorus, otro ejemplar del politicus, decide un día que los linderos de sus dominios están amenzados por las marcas de Manolinpollensis, y orquesta a una célula de su clan para quitar las marcas en donde reposan los ancestros, sin sospechar que una patrulla de zombis erectus furiosos irían a por su manada para ahuyentarlos y de paso enseñar a sus crías como se combate a los clanes contrarios. Tecmolis huye a una de sus guaridas creyendo haber conseguido una victoria.

Sin embargo la tierra se abre de pronto y se levanta la ominosa figura del austrolopithecuschiquilinus, un ejemplar que se proclama de varias sub especies según sople el viento, presto corre a defender el terreno de pollensis y, de ser posible, cobrar la sangre del enemigo; carga consigo patrullas de simios azules no evolucionados y bajo su protección marca la casa de tecmolis como propiedad de pollensis.

Yo creía que ahí, bajo el microscopio, iba a terminar el experimento, pero para (poca) sopresa, me encontré con una oleada de zombis erectus, otras sub especies y uno que otro sapiens proclamando en redes sociales victoria para su bando o al menos superioridad moral en este caso.

Y hay quien dice que aquí no pasa nada. Darwin olvidaría las Islas Galápagos por estudiar esta tierra y sus especies. Estoy seguro.

 

Por cierto, si no han visto la exposición de Darwin en el Museo Laberinto se están perdiendo una experiencia irrepetible; sólo les queda una semana para hacerlo o volver a visitarla y culminar el sábado 23 con una Noche Astronómica que promete ser excepcional. Felicidades y todo el agradecimiento al personal del Museo.