Miércoles 24 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Inclusiones

Marcela García Vázquez | 27/05/2016 | 01:14

Ahora que ya entramos al proceso para la elección de las Juntas Vecinales, viene a mi mente la experiencia que vivimos acá por el rumbo y que nos permitió ver, a escala, el sistema político mexicano, en donde, las y los ciudadanos tenemos una enorme responsabilidad por el grado de complicidad con el que indignamente participamos o dejamos de hacerlo. La primavera del 2010, una vez electo el Ayuntamiento de San Luis Potosí, un grupo de mujeres y hombres de la colonia en la que vivo, decidimos participar en la elección de la Junta de Mejoras. Queríamos enfrentar a las mafias  enquistadas en la estructura del gobierno municipal, que habían acumulado un poder de influencia impresionante por efectivo, pero con niveles muy bajos de compromiso social y comunitario; sus grandes logros hasta ahora, son los dulces y las piñatas para el día de niño y la navidad, y uno que otro favorcillo que reciben a cambio de los favores clientelares.
 
Nos fuimos de campaña, invitamos a  participar a las familias, me sorprendió su  respuesta positiva aunque no fuera suficiente para ganar la elección, pues, la casi vitalicia Junta de Mejoras que hasta hoy mantiene su imperio de corrupción, está soportada por unas 30 familias muy prolijas que desconocen los alcances de sus derechos ciudadanos; hombres, mujeres, niños, jóvenes armados con piedras y botellas, acudieron el día de la votación en el Lienzo Charro. Sin importarles el programa que presentamos basado en un diagnóstico de necesidades,  nos ganó con 8 votos “la familia-organizada”, a la que nunca le importaron los planes para reducir la venta y consumo de droga, así como la violencia.
 
En junio habrá elecciones, otra vez las 30 familias terratenientes harán lo suyo, el gobierno municipal carece de estrategias de comunicación comunitaria; no  tiene interés en las Juntas como medio para alcanzar la gobernanza, sino como medio de control políticoelectorero. Otra vez, tres años de baches, de niños en cementados, y  robos domiciliarios. La idea de  gobernanza no es posible porque no somos responsables ni como autoridades ni como ciudadanos de nuestras acciones, mucho menos de nuestras aspiraciones. “Dale gracias a Dios que no ganamos”, me dijo Gerry, mi compañero de fórmula, “A estas alturas, sabe que hubiera sido de nosotros”.