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Miguel Ángel Guerrero | 19/05/2016 | 12:11

Al cumplirse ayer el 24 aniversario de la muerte del más grande líder civilista que ha tenido San Luis Potosí como lo fue el doctor Salvador Nava Martínez sorprendió que los grupos y partidos políticos que en su momento se colgaron del navismo para crecer, no lo recordaron como deberían como tampoco lo hicieron las individualidades que a su sombra adquirieron la fuerza política necesaria para perfilarse a importantes cargos de elección popular como fue el caso de Guillermo Pizzuto Zamanillo, Mario Leal Campos, Alejandro Zapata y Jorge Lozano Armengol entre otros.

Por esa fragilidad de memoria que suele caracterizar a la colectividad, fuera de la ofrenda floral que anualmente acuden a depositar ante su tumba familiares y gente que sigue honrando su memoria la fecha casi pasó desapercibida lo que no deja de ser lamentable por tratarse de una pieza clave  que impulsó la ciudadanización de los órganos electorales del país

Si bien es cierto que la huella de su paso por la vida política potosina es imborrable como sus batallas contra el cacique Gonzalo N Santos y el poder del líder magisterial Carlos JonguitudBarrios a los que dobló en su tiempo políticamente respaldado por la fuerza del gran movimiento ciudadano que generó.

Con ese apoyo incondicional de los potosinos el líder  y social y oftalmólogo logró que el “alazán tostado” fuera retirado del escenario político local mientras que también pudo frenar las imposiciones electorales de Jonguitud al vencer en las elecciones por la alcaldía capitalina al popular Roberto “chango” Leyva Torres quien había entrado en relevo de Tito González Lárragaobligado a dejar la candidatura por un grave padecimiento cardiaco que lo obligó a una operación a corazón abierto.

Años después protagonizaría una de sus aventuras electorales más importantes al postularse como candidato gubernamental contra el priista Fausto Zapata cuyo resultado adverso impugnó y por el que emprendió una marcha a pie al Distrito Federal que desembocó en la caída de aquel.

Al sobrevenir su deceso el 18 de mayo de 1992 todo mundo pensó que su heredera política sería la señora Conchalupe Nava de Sánchez Unzueta lo que no se concretó al diluirse la fuerza del navismo y quizá por su incorporación al servicio público.

En un esfuerzo por mantener vivo el navismo, sus hijos consiguieron crear un partido político identificándolo con el apellido Nava pero, con el paso del tiempo terminó por consumirse como institución y opción ciudadana.

Y Así con un cierto dejo de ingratitud por parte de los que se beneficiaron con el movimiento navista pasó el 24 aniversario de la muerte del que fue el más grande líder civilista que ha dado SLP, sea por Dios.