Informaciones recientes revelan la insuficiencia de mano de obra que tiene San Luis Potosí ante la previsible demanda de trabajadores por parte de las plantas armadoras en proceso de instalación y de las empresas fabricantes de artículos periféricos para abastecerlas en su producción. Tal revelación significa una consecuencia de la permanente emigración de pobladores de la capital potosina y de sus principales municipios para buscar horizontes mejores en otras zonas del país o del extranjero.
La absorción de mano de obra, aunque no esté calificada para laborar en una planta de las características de una armadora, incluirá, por supuesto, a personas que hoy radican en las cercanías de la capital potosina, de Matehuala, Rioverde o Ciudad Valles, incluyendo a quienes viven en municipios de estados vecinos pero cercanos a nuestros polos de desarrollo.
Viviremos una explosión del desarrollo en los próximos años. Sin estar preparados para aportar la mano de obra calificada, será un proceso arduo el que nos espera.
No me refiero solamente a la necesidad de contar con trabajadores especializados en las áreas que las plantas armadoras tienen. Obviamente se nos acerca una demanda extraordinaria de vivienda, de servicios comerciales, asistenciales, etcétera, que por su parte incrementarán la demanda de mano de obra. La escasez en el sector laboral podría elevar el nivel de los salarios y se dinamizará el consumo.
La respuesta del sector privado en semejante condiciones no debería ser un aumento de precios para llevarse la tajada del león. Los comerciantes y prestadores de servicios de las localidades en que se asentarán las empresas proveedoras de materia prima para las armadoras, deberán sustentar sus ganancias en la venta de más artículos al mismo precio de ahora, no encareciéndolos para evitar la siempre perjudicial inflación que a nadie beneficia.
Será difícil hacerles entender a los comerciantes que en la medida que suban los precios nomás porque hay más demanda, sus ganancias se achicarán al ajustarse con relación a los salarios. Es cierto, se llevarán más pesos, pero de un valor real más pequeño como consecuencia de la inflación.
Por lo pronto, las dependencias gubernamentales del estado y las municipales en los casos de municipios como Ciudad Valles, Rioverde y Matehuala, deberían comenzar a reunirse con los comerciantes, constructores, hoteleros y demás, para hacerles ver que es mejor un mercado dinámico con dinero fuerte, que otorgue al trabajador capacidad de compra, que vender caro y poco aunque se capten ganancias que, al final de cuentas, les producirán ingresos menores.
¡De Plano!
