Jueves 28 de Marzo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Extraños Tiempos

Hugo Laussin | 15/05/2016 | 10:30

Cuando se habla de miedo, de verdadero miedo, se antoja que éste viene acompañado de algún ataque de animal salvaje, de un paso en falso en algún despeñadero, quizá incluso, la presencia de algún ente sobrenatural rondando por ahí mientras uno anda en lo suyo como si nada. 

Los que tienen hijos, sabrán que esta palabra se torna muy ajena al temor propio y se vuelva desde luego, en lo que pueda pasarle al o a los hijos que se tengan.

No hay temor más grande que dejar a los hijos de cualquier edad en su escuela y que cuando se regrese por ellos nos demos cuenta de que están heridos o que fueron claramente agredidos y no sepamos el por qué.

Este miedo se vuelve enorme cuando los hijos en cuestión apenas pueden emitir alguna palabra debido a su corta edad.

El caso reciente de una guardería particular donde una pequeña de escasos dos años fue entregada a su madre con claras y profundas huellas de violencia en el rostro y peor aún, que estas heridas fueron causadas por rasguños cometidos por un bebé más pequeño que ella,  se torna una causa poco probable debido a la profundidad de los arañazos.

Deben ser las autoridades, en su caso, las que descubran la verdad tras los hechos y si hay algo que perseguir en el asunto. Normal es que un bebé arañe a otro, lo que sale de contexto es la cantidad de arañazos que presenta la menor y cuya imagen fue ampliamente señalada en las redes sociales que señalaban a dicha guardería como  poseedora de récords de esa naturaleza.

Lo que salta es el cómo un lugar que se dedica a cuidar a los más pequeños, no se dio cuenta o peor, omitió la salvaguarda de la menor agredida.

¿Por qué niños pequeños conviven con otros más grandes? ¿Quién vigilaba y por qué se permitió el asunto? Esas son preguntas que sólo la autoridad puede responder con alguna investigación siempre y cuando haya denuncia de por medio.

En el contexto, son muchas las escuelas, guarderías y jardines de niños, en los que se han presentado casos de violencia u omisión por parte de los encargados de dichas instituciones, para vigilar con ojo de halcón lo más importante de estos sitios: cuidar a los pequeños.

Las guarderías en San Luis Potosí, al menos en la capital del estado, han aparecido en todos lados y en todos los rangos de precio. Pero no basta con poner instalaciones divertidas y contratar a educadoras sino se tiene la certeza de que la seguridad de los pequeños es la principal causa de su existencia.

Autoridades como  Protección Civil e incluso la SEGE, en teoría tendrían que realizar continuas y severas revisiones a estos sitios, resultando que muchas guarderías son instaladas en los lugares más inadecuados, como alrededor de gasolineras, casas adaptadas para tal fin, avenidas con alto tráfico y peor aún, sin las medidas internas de seguridad mínimas, como la presencia de extintores, alarmas, cámaras, rejas y todo aquello que sirva para cuidar a los menores.

No se trata, lamentablemente, de un caso aislado el que se menciona arriba, y de eso dan cuenta las siempre presentes redes sociales que aseguran en palabras de muchos padres, que en muchas guarderías se dan casos así sin que hasta que el momento, se tengan consecuencias legales.

Los niños y niñas, nuestros hijos, están siempre expuestos a cientos de peligros día a día y por ello la vigilancia estricta debe ser prioridad para las autoridades. Los padres y madres, por su parte, deben estar al pendiente de las medidas de seguridad que se tengan en todas y cada una de las instalaciones donde dejen a sus hijos. Más allá de los precios, de las comodidades que se busquen, lo primordial es la salud y el bienestar de los menores.

Ahora bien, no se busca ser sectarios ni aves de mal agüero. Son cientos de personas profesionales las que se dedican al bienestar de los menores. Consta que mujeres, hombres, todos con la enorme y difícil profesión de cuidar y educar en sus primeros años a los menores, día a día luchan con la inquietud infantil para darles las primeras herramientas de conocimiento y maternalmente, darles amor aunque no sean sus hijos.

El punto es que la vigilancia mutua, de padres y autoridades, debe ir siempre acompañada de denuncia en caso de que se encuentre alguna irregularidad. Las redes son excelentes jueces... De oropel, porque si bien es cierto que se denuncia en ellas, se conoce por ellas y se descubre por ellas, las redes jamás van a castigar a culpables y peor aún, pueden crear falsas ilusiones de justicia.

Padres y madres debemos cuidar de nuestros hijos m,ás allá de nuestra presencia. Es sencillo, cada día la revisión de nuestros hijos y en su caso, la demanda de explicaciones, debe ser concisa y directa, no olvidemos que los menores deben ser ajenos a gritos, golpes, maltratos, castigos corporales, humillaciones, discriminación, ofensas verbales o no y mucho menos, abusos.

No metamos a toda educadora o educador en el mismo saco. Los hay excelentes y más que ello, pero también hay quienes olvidan su misión, y esa es la tarea de padres y autoridades, vigilar que ello no suceda.

A fin de cuentas, lo más preciado que se pueda tener cuando se es padre o madre, es el bienestar de los hijos, no dejemos las denuncias en las redes y no dejemos de estar, aunque no estemos.