Conocer a profundidad los errores es un lujo que sólo el ser humano se puede dar y sin embargo, uno de los menos socorridos por la sociedad.
Ante el error, el fallo monumental, a veces no queda más que señalar los puntos erróneos y tratar, en lo posible, de enmendar al menos un poco del daño.
En la capital potosina, un ente se ha encargado por años de provocar malestar, incongruencia, daños que sumados, se reflejan en una cifra millonaria en arreglos particulares. Dicho ente ha abusado sistemáticamente de la excusa, de la mentira, de esa frase cobrando un servicio que a veces ni existe en su mínima expresión.
El Interapas, creado para aliviar la falta de buen servicio de agua potable en la capital potosina, ha permeado en pésimo, abusivo y desigual servicio que a muchos afecta en el bolsillo y hasta en la vida diaria.
Y es que es el agua el servicio más humano y necesario y lamentablemente, uno en el que más nos falla la autoridad a la hora de recibirlo. Bien cobrado (pues jamás he conocido a alguien que le dejen de dar su recibo) el organismo escuda su mal servicio alegando que tiene una de las tarifas más bajas del país.
Sería el colmo que aparte de cara, el servicio siguiera inexistente, de verdad, sería más doloroso ir cada bimestre a pagar puntualmente por aire y una que otra gota.
Interapas ha sido y al parecer seguirá siendo, uno de los dolores de cabeza más grandes de los potosinos capitalinos, y no se avizora que en algún momento la vorágine de burócratas que lo habitan, hagan un alto en el camino para reconocer su fallo y volver a empezar.
La pregunta a varios funcionarios de todos los niveles sobre si es aún necesaria la existencia del de dicho organismo, causó caras de interés, de aprobación, de una ligera sonrisa al visualizar un San Luis sin Interapas.
Lamentablemente, desaparecer el organismo sería quitar una mala imagen para poner una igual o peor. Entonces, ¿qué debe pasar?
Un principio sería definitivamente hacer una limpia profunda del organismo, barriendo la totalidad de negocios sucios que se hacen con licitaciones de las que nadie tiene conocimiento y de las cuales el organismo rechina de coraje cuando alguien pide cuentas por medio de otras instancias.
Baches, hoyos enormes, cavernas, fugas a diestra y siniestra, cobros excesivos, agua inexistente, levantamiento de calles enteras y abandono de obras, las linduras del Interapas pueden señalarse a manos llenas y no, nunca una disculpa, un perdón la regamos, ya de perdido un, no lo vuelvo a hacer.
Interapas debe renacer de las cenizas que a sí misma se ha creado y ello sólo puede suceder si termina de tajo la opacidad con la que se maneja y con la que opera.
Podrán cambiar mil veces al titular y aún así, la base, la corrupción sin nombre ni rostro, seguirá afectando a los potosinos sin que nadie, absolutamente nadie, responda por sus actos.
Conocer y reconocer los errores es humano, como humano es el daño que se hace al interior del organismo del agua, y quizá, sólo quizá, un golpe de timón logrará quitar a los potosinos ese mal sabor de boca, a flúor y mugre, a aire, a escombro, a cobros mal hechos y corrupción y lograr tener un organismo que salve de verdad lo que más nos hace y hará falta en el futuro que se nos viene: agua.
Cueste lo que cueste, agua limpia, sana, existente pues, para los potosinos.
