Ma. Guadalupe González Moctezuma | 18/04/2016 | 01:54
Al hombre perverso se le conoce en un solo día; para conocer al hombre justo hace falta tiempo.
Sófocles
Es complicado alcanzar un nivel de crítica equilibrada, que permita tener algún nivel de identificación con los dos extremos de opinión en un determinado tema.
Pero si en general es difícil, cuando se habla del director del organismo Intermunicipal de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (Interapas), Alfredo Zúñiga Hervert, al menos para quien esto escribe, es materialmente imposible.
Sus soluciones simplistas, su falta de responsabilidad social, su frivolidad para juzgar a la población que le paga el nada modesto sueldo que percibe, las posturas caducas de la peor época del caciquismo empresarial que adopta para justificar su negativa para aceptar proyectos que de una u otra forma beneficien a los potosinos, es simple y sencillamente escandalizante.
No es que no estemos medianamente acostumbrados a que los nuevos funcionarios digan toda clase de cosas sin pensar o sin reflexionar, pero negarse a aceptar un programa que beneficia a usuarios que han sido maltratados por su dependencia, que están siendo robados por el Interapas que les cobra por servicios que no da, usando el argumento de que no les pueden borrar los adeudos porque luego volverán a deberles, es simple y sencillamente absurdo y torpe.
Pero tales argumentos lucen peor si se sitúan en el contexto estatal en que se dan.
Zúñiga Hervert se lanza contra los usuarios del agua "potable" dos semanas después de que un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) da a conocer el grado de contaminación del agua que se distribuye en la capital potosina.
Menos de una semana después del estudio de la UNAM apareció el estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el que lo más leve que dice es que el Interapas se gasta el dinero en nómina y otras cosas de gasto corriente en lugar de invertir en infraestructura.
Y además ponen el ejemplo de que ciudades europeas con un manejo realmente eficiente del agua tienen un empleado por cada 5 mil tomas, mientras que el Interapas emplea a 3 trabajadores por cada mil conexiones.
El dispendio de recursos que esto representa ha tratado de ser minimizado por todos aquellos que tienen algo qué ver con la dirección del organismo y han usado como pantalla, nuevamente, la cartera vencida, amedrentando a la población con la posibilidad de suspender el suministro del líquido si no pagan las carteras vencidas que los usuarios no han generado.
Sobre la gestión financiera y la rendición de cuentas, que es otro de los conceptos que considera la OCDE que causan problemas para un manejo eficiente del agua, nadie ha dicho esta boca es mía.
La vigilancia y monitoreo de las políticas sobre el manejo y distribución del agua tampoco han merecido comentario alguno, porque el titular del Interapas está demasiado ocupado tratando de amedrentar a la población para que pague a pesar de tener media ciudad sin agua y ocho pozos descompuestos.
¿Para qué hablar de cosas que podrían obligarlos a cambiar sus cómodos esquemas de trabajo, si pueden hacerlo de cosas que preocupan a la población como dejarla sin agua que tampoco tienen?
Fugas, contaminación, mal manejo de recursos, mal manejo de políticas públicas, mal manejo de relaciones públicas.
Un tratado completo de lo que no debe ser un servidor público, acumulado en una sola persona que además, tiene el poder hasta de embargar a los ciudadanos que se nieguen a pagar por sus caprichos.
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