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Espacio de Reflexión

Jaime Chalita Zarur | 15/03/2016 | 10:10

México es mi pasión por supuesto, también es la tierra que amo, me ha dado todo. Ser y luchar por el progreso propio, pero también por el de nuestra Patria, debería ser una constante para todos. Los mexicanos somos seres inigualables cuando así lo queremos, para ayudarnos unos a otros, lastima que sea solo en la adversidad, cuando se manifiesta la solidaridad pero, también cuando somos los enemigos, lo sabemos hacer bien y, por extrañas razones, parece que somos entre los mimos compatriotas.

Nuestra sociedad se ha encaminado por la decadencia ética y lo hace en el camino de la pérdida de respeto, no sólo de nosotros mismos, también como Nación. La historia contemporánea que nos precede nos ha hecho perder el orgullo de ser mexicanos. Por miedo o conveniencia, hemos perdido el camino comunitario de lograr lo mejor para la sociedad desde lo individual.

Con lo que hemos hecho de nuestro País y, lo que hemos permitido que nos hagan dentro del mismo, propios y extraños, nos hemos convertido en el tema favorito de descalificación de nuestros enemigos y entre ellos está la persona, si es que se le puede llamar así, al precandidato americano del partido republicano, mismo que es ya, conocido por el mundo, como quien descalifica a los mexicanos, diciéndonos de todo y, respondiendo a quien quiera con y, como quiera, con los desplantes que se le antoje, aún insultando y golpeando a la gente, cuando así es El lo ordena a sus guarda espaldas.

Donald Trump, ha resultado en la persona capaz de revivir a los ultra conservadores y su racismo apoyado por  quienes creen, que los Estados Unidos es el País los blancos entre ellos,  por la resistencia blanca y algunas otras como el KKK, olvidando su propia historia pues, este País fue creado por inmigrantes, como  su propia madre, originaria de Escocia, pero que, junto a otros como los ingleses, desplazaron a los que de verdad fueron los nativos de este país del norte. 

En este largo caminar por el terreno de la lectura y la vida misma, aprendiendo en mi limitada concepción, muy poco hay que celebrar en nuestro México. Cualquier tema que importe a la sociedad, generalmente en alto porcentaje, termina en un desastre. No hemos encontrado, posiblemente como en muchos otros lugares, el ponernos de acuerdo y ser el pueblo que nos merecemos ser.

La cultura de nuestro País, fue y es superior a la de otros países, en El nuestro, existieron antes que en muchos lugares universidades que permitieron generar conocimiento y ser pioneros del mismo pero, algo pasó que la maquinaria descarriló y nos convertimos en lo que somos.

¿Realmente será un irresponsable Trup? O señala las debilidades de las que nosotros mismo somos responsables. Un racista de la peor calaña es este sujeto pero, ¿a donde están las oportunidades y repartición de la riqueza de nuestro País que hubieran permitido crecer y construir nuestro México como país grande?  y no, como lo es, expulsor de compatriotas que generan riqueza en otras tierras, incluso en el País del Norte, a donde también se libra la lucha en contra de la decadencia.

Perdimos las oportunidades en la avaricia y mezquindad de unos cuantos que concentran lo que debería ser para todos. Casi nadie critica la democracia que se ha construido en Alemania, a pesar de su pasado o, la Francia, potencias mundiales que encontraron el camino perdido por nosotros, el de ser orgullosos de su nacionalidad.

Con un civismo y educación perdidos, entre mucho más, también se perdió la noción de la construcción de la grandeza de nuestro País. ¿Podremos recuperar lo perdido? Sería aventurado pronosticarlo, el mundo se mueve muy aprisa, creando y generando ideas, innovando, inventando, mejorando, mientras en nuestro entorno, vemos,  cómo sigue, fomentándose el paternalismo, igualmente el populismo, queriendo olvidarse del la cultura del esfuerzo y trabajo.

La gente de nuestro México necesita oportunidades, impulso al trabajo y generando fuentes de empleo bien pagados, pues los mexicanos no necesitan limosnas, lo que se necesita es trabajo y , oportunidades de hacerlo.

Inocentes de nuestro destino común, no lo somos; corrupción, impunidad, violencia, víctimas de lo permitido en una autocracia, disfrazando una democracia que no existe, por eso y más, somos señalados en un mundo globalizado en el que ya no se esconde casi nada. Sabemos que mucho de esto pasa en otros grandes países desde luego que sí,  pero es el nuestro, el que tenemos que rescatar y contestar a nuestro detractores no con discursos de los que por poco se terminan con las vestiduras de quienes los dicen y si, con hechos.

jaimechalita@yahoo.com

@jaimechalita