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Jorge Aguillón Rodríguez | 08/03/2016 | 09:02

Siempre he sido más fanático de los cuentos que de las novelas. Esas historias cortas, concisas y con un pequeño mensaje siempre  me han hecho más feliz que muchas obras largas.

Alguna vez tuve la oportunidad de ser un cuenta cuentos. Leí algún clásico al que intenté ponerle algún toque personal. Aunque no tuve una retroalimentación que me permitiera saber si fui bueno, la verdad es que disfruté del ejercicio. Ser un narrador es una actividad compleja, a veces privilegiada y otras tantas incluso llega a ser dolorosa.

En la edad media los juglares viajaban de un poblado a otro narrando historias, reproduciendo obras, incluso hacían la labor de llevar las noticias de un lugar a otro. Todo esto lo hacían acompañados de música. Narraban cantando y tocando. Eran músicos con chamba de narradores ambulantes.

Hace no tanto descubrí que me gustaba mucho la música Country. De manera un tanto ignorante y torpe llegué a pensar que este era un gusto culposo. Pensaba así porque no entendía como me podía gustar algo así y no sus parientes cercanos, como la música norteña, o los corridos.

Después noté que lo que me atraía mucho del Country, y que los corridos o las norteñas no tienen tanto es una muy profunda y compleja estructura musical centrada en las guitarras. Como fan del guitarrazo el primer gancho estuvo ahí.

Con el tiempo  y explorando mi nuevo y  ya reconocido gusto por el Country,  di con el clavo y encontré un porqué más certero de ese gusto. Este estilo musical en muchas de sus piezas mezcla Guitarras y el Lapsteel con cuentos. El Country es un estilo musical en el que la mayoría de los interpretes narran historias.

Son como los juglares de la edad media. Pero viven en el oeste y visten como vaqueros. Cuentan historias de todos tipos con melodías muy peculiares.  Están los más simples, como Roger Miller que cantan cosas cómicas como “Youcan’tRollerskatein a BuffaloHerd”, o Hank Williams que tiene canciones tristísimas de desamor como “There’s a tear in mybeer”.

Está el más pop como Blake Shelton o la hermosa Taylor Swift en sus inicios. También está el más rockero y medio punk como Zack Brown, o los clásicos como Emmylou Harris o ConwayTwity. Blake Shelton incluso tiene una canción que habla de una visita al dentista…

A lo que voy con todo esto es que si exploras el porqué de un “gusto culposo” puedes llegar a encontrar lo profundo que puede ser un gusto musical. Tal y como me ocurrió a mi con el Country. Y bueno, tal vez  yo no sea de los que usan sombrero y botas, pero me caen bien los Juglares del Oeste.