Jueves 18 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

JÓNICA

Enrique Santiago | 01/03/2016 | 18:28

 

El domingo por fin se rompió la maldición y Leonardo DiCaprio se llevó su estatuilla dorada y a México ¡le dio mucho gusto! (Bueno, ya saben a la mitad de los mexicanos, la otra mitad se molestó porque a los otros les dio gusto). Y tanto lo ansiaba que luego de ganarlo el festejo fue tan intenso que dicen que ya lo estaba olvidando en un restaurante... afortunadamente no lo perdió.

 

Pero lo que me llama la atención es que a pesar de que Alejandro González y Emmanuel Lubezki, en la misma entrega, hacían historia (el primero, por ganar la estatuilla por ser el Mejor Director dos años consecutivos y, el segundo, por ganarla por Mejor Fotografía consecutivamente por tres años) lo que más emocionó a los mexicanos fue que DiCaprio tenía en sus manos el tan ansiado premio como Mejor Actor.

 

Pero ¿qué causó en los mexicanos tantas ganas de que Leonardo fuera reconocido?

 

La primer teoría, que no descarto en lo más mínimo, es la de que los mexicanos tendemos a identificarnos con las víctimas: con aquellos que sufren, y sobre todo, con aquellos que creemos que han sufrido una injusticia.

 

Otra posible razón es que hay una base de fans muy nutrida, que sintió el premio con tal emoción que tenían que festejarlo y demostrar esa felicidad que hicieron suya cuando su ídolo al fin lo logró y el Ángel de la Independencia o Las Tarascas, en Morelia, eran los sitios indicados para desbordar la euforia por ese triunfo.

 

Otra razón, es que hay una generación entera de “DiCaprianos” que se identifican plenamente con él por la edad, por lo que el actor representa, porque lo vieron aparecer en las pantallas como

un niño en “Clitters” y luego, cuando jóvenes, disfrutaron su versión de “Romeo y Julieta”, que fue tan popular en la Ciudad de México porque varias de sus escenas fueron filmadas en la Colonia del Valle. Más adelante llegó “Titanic”, que seguramente provocó las lágrimas  para hundir otro barco. Luego en “La Playa” les hizo vivir una aventura increíble en Tailandia... y así fue

creciendo en todos sentidos  a la par de esa generación que ahora se emociona tanto como el

mismo histrión angelino.

 

En lo personal creo que es un buen modelo a seguir porque además de que ha madurado decorosamente, no ha tenido un tropiezo cinematográfico estrepitoso y su imagen es fresca, amable y divertida pero lo más importante es que desde hace más de 10 años es un activo ambientalista que esperemos un Oscar no le haga daño y se mantenga como hasta ahora con una gran carrera. 

 

Ojalá que actores como Zac Efron sigan sus pasos y en el futuro nos emocionemos por

sus logros.

 

@enriquesan