Víctor Sánchez Baños | 22/02/2016 | 01:27
Podemos saber poco del futuro, pero lo suficiente para darnos cuenta de que hay mucho que hacer.
Alan Turing (1912-1954) Lógico y matemático británico.
La entidad más complicada en la determinación del PRI para su candidato a la gubernatura es, sin duda alguna, Quintana Roo. La última entidad en que el partido en el poder estatal dará a conocer a su aspirante a gobernar a un millón 800 mil quintanarroenses, de la zaga de 12 entidades en las que este año se disputarán en todo el país el próximo domingo 4 de junio.
Quintana Roo, la joya del Caribe, se complicó por la indisciplina partidista del ahora ex subsecretario Carlos Joaquín González, quien quiso presionar al CEN del PRI para obtener posiciones política en la entidad.
Lo hizo y le funcionó hace 5 años. Ahora, el liderazgo priista al mando de Manlio Fabio Beltrones, impidió el chantaje y motivó que saliera de ese instituto priista el medio hermano del secretario de Energía y ex gobernador de la entidad, Pedro Joaquín Coldwell.
En la alianza entre el PRD y el PAN se decidió que el candidato a la gubernatura sea Carlos Joaquín, quien afirma que se llevaría un gran número de simpatizantes tricolores y derrumbaría al candidato priista. Este es un mito urbano.
El análisis en el “warroom” del CEN de Manlio, que coincide con el perredista, destacan 3 puntos: La llegada de Joaquín al PRD amenaza con renuncias y salida de una buena parte de su voto duro. Es un rojo pintado de amarillo, dicen perredistas; el voto duro priísta es más sólido y pocos abandonarían las filas de ese partido y; tercero, la izquierda desunida, siempre será vencida. Si buen en Cancún la presencia de Morena creció y el PRD disminuyó, no representa un grave riesgo electoral en una entidad con mayoría priísta.
Todo está fríamente calculado, diría el Chapulín Colorado. Uno de los tres aspirantes más sólidos a la candidatura, (Raymundo King, Mauricio Góngora y José Luis Toledo), ganarían con diferentes niveles de dificultad. Sin embargo, estiman que será otra entidad que mantenga el PRI.
Por cierto, varios de los más sólidos seguidores de Carlos Joaquín lo abandonan, como el caso de Filiberto Martínez y Carlos Pereira, reconocidos políticos locales. El PRD está a punto de la fractura y el PAN simplemente es un minipartido local.
En este panorama, con gran calma los estrategas de Beltrones dejan pasar el tiempo dentro de los términos que establecen las leyes electorales locales y la de sus estatutos. Esta semana es la clave.