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Espacio de reflexión

Jaime Chalita Zarur | 15/02/2016 | 13:32

Una de las preguntas que con mucha frecuencia le habían hecho al Papa Francisco, en las vísperas de su viaje a nuestro País,  es ¿cómo espera encontrara encontrar México? Sus respuestas han sido variadas y como un común denominador se refiere a la misión de amor fraterno entre los mexicanos, a conciliar a los mexicanos. Gran ejemplo de humildad, aunque con fortaleza. 

Muy diferente fue la postura de lo que vi en un canal de televisión en las noticias nacionales de un alto clérigo de la Iglesia Católica, al presidente del Episcopado Mexicano. Francisco Robles Ortega expresar que El Papa, encontrará un México dividido, victimado por la violencia y el tráfico de drogas, un México muy desigual, donde la pobreza camina y él hambre azota a la población, lo cual es muy cierto y, avala nuestra realidad pero, también, dijo, encontrara a una Iglesia unida. Pareciera que no ha visto los pleitos que existen entre ellos por la falta de amor a la Fe y apartados de la humildad Papal, se han dedicado muchos de ellos a entregarse a los pecados mundanos que ellos mismos combaten.

Me parece que la realidad es otra. He sostenido y los sostengo ahora, que la vida en común se ha tornado muy difícil y que, la sociedad necesita reencontrarse en un trato cordial, moral y ético. No podrá ser realidad la nueva relación que se pervirtió durante años, si no existe un reencuentro con la individualidad y, esta, con la espiritualidad, para ofrecer lo mejor de la persona a la sociedad.

He comentado entre otras cosas que, existían, entre algunos otros, lidere naturales en la sociedad, el padre, el abogado, el médico, el maestro. No queda ninguno pues nos hemos encargado de, a fuerza de romper equilibrios y, perseguidos por el querer tener más y, entregados al edonismo, todos, líderes o no, estamos desprestigiados y desconfiados unos de otros. Los sacerdotes, independiente de su investidura, igual. Dejo constancia que no la Iglesia como tal, ahí sus principios, como las de todas las creencias en el mundo son humanistas y tendientes siempre al amor entre los habitantes de la Tierra, algunas quedarán en los extremos pero, la mayoría son entregadas al crecimiento espiritual. 

Guardar y promover un estatus, que no corresponde, es seguir mintiendo a los demás. Ninguna buena relación, entre humanos, puede llegar a buen puerto sin antes ser  honestos y conducirse de igual menera.

El pueblo de México, en las palabras de Juan Pablo II, siempre fiel, se ha desbordado en la esperanza de ver y tocar al Santo Padre y, con ello la aparición de algún milagro para mejorar nuestras vidas. ¿Será lo único que le queda a este pueblo tan sufrido? ¿No tendrán vergüenza quienes se han hecho "democráticamente" de alguna representación popular y que esto pase cada vez que nos visita un Papa? Entre muchos políticos y otros tantos sacerdotes, existe el común denominador de la riqueza, aún cuando paradójicamente abogan por la lucha en contra de la pobreza y el combate contra la condición de las personas de hambre literalmente. 

El Estado laico costo mucho sufrimiento a nuestro País. El Presidente de la Republica Mexicana, ha recibido a Papa Francisco, como jefe del Estado Vaticano, pero también como el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Habría que sostener la máxima de Cristo, al Cesar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. En esta división, se mezclan los sentimientos de un Pueblo como el nuestro, el mismo que ha luchado por sus libertades y las ha conquistado pero que, finalmente sin encontrar salida a sus necesidades recurre a la Fe del milagro.

Eso es lo que mucha gente espera de Francisco, Papá Romano que nos visita que, un milagro recate esta tierra mexicana que sufre y en ocaciones no sabe a donde voltear. Los sacerdotes, muchos de ellos, han fallado en sus votos jurados al momento de ordenarse y, la seguridad que se debería sentir entre ellos, se perdió.

A donde voltear para la solución de los problemas de una sociedad que se ha perdido en las distancias y desigualdades, en la falta de mucho para muchos y el tener mucho para pocos. Seremos nosotros en la búsqueda de una nueva vida de igualdad y repartición de riqueza mexicana, a donde habrá que ver. Desde luego, son estos los principios que dieron origen a la Revolución Mexicana y aún, no llega la justicia tanto tiempo buscada, pues hasta la esperanza se llevaron. 

 

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@jaimechalita