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Extraños Tiempos

Hugo Laussin | 05/02/2016 | 10:32

El problema de la basura en la ciudad está sacando lo peor de la ciudadanía y todo parece indicar que el culpable es el alcalde de la ciudad.

De verdad, ese alcalde es el culpable de la basura, de los graffitis, de las manifestaciones, del frío, la aparición de la araña violinista y del virus zika.

Y es que pareciera que cada situación incómoda para la ciudadanía tiene sus orígenes en quien de momento ocupa la presidencia municipal; al menos, así lo manifiestan las redes sociales quienes no perdonan cada asunto negativo de la ciudad.

Pero seamos sinceros por un momento. Aquí, allá, en cada calle y colonia vemos bolsitas, bolsotas y cajotas de basura.

A la ciudadanía, al menos a la mayoría, le ha importado un reverendo pepino el llamado municipal a ser consientes a la hora de dejar la basura en las calles.

Seguimos botando los desechos en microbolsas mal amarradas que son presa fácil de fauna nociva y uno que otro maldoso que pateándolas se siente el más feliz del mundo.

Para nadie es un secreto que el amorío Vigue-ayuntamiento no empezó recientemente; para nadie tampoco es un secreto que mientras duró, como el amor, fue bueno.

Recolección puntual, al menos, continua evitó que la ciudad siguiera pareciendo un chiquero.

Ahora, en este momento, las cosas son diferentes pues tenemos una administración que siendo sinceros, ha sacado las uñas para evitar una catástrofe de basura en la ciudad.

De a poquito, despacito o impuntuales, como usted quiera, pero se recoge en su mayoría la basura monumental que todos nosotros dejamos.

El problema deberá tener solución de una u otra forma, y vaya olvidándose de que alguien quede totalmente contento pues a fin de cuentas, los que debemos estar contentos con un servicio tan vital como la recolección de basura, debemos ser nosotros y nadie más.

Por supuesto, hará falta claridad en el arreglo, eso que ni qué.

Más aún, no se trata de defender al alcalde amarillo ni a los rojos que pasaron, no. Se trata de hacer consciencia de que la ciudadanía  debe poner su parte en esta crisis basurera.

Cómo, se preguntará; sencillito, no hace falta que se quede esperando bajo el sol, el frío o la lluvia (depende del clima que haga a esa hora) con su bolsa de basura a esperar que se la recojan, sino de tratar en la medida de lo posible de dejarla fuera del alcance de perros, gatos, ratas y demás, y ya de pasadita, usar bolsas grandes para evitar más tiradero.

Más aún, no pecar de inocentes culpando al alcalde de todo mal que suceda, en serio, jamás lo he visto por mi calle rayoneando las paredes, ni poniendo puestos de fritangas, ni siquiera lo he visto rompiendo focos de luminarias, ni estacionando en cocheras, mentando madres en las calles, ni agandallando lugares especiales en los estacionamientos, mucho menos, en serio, lo he visto manejando como loco por pequeñas calles en los barrios.

Así de simple. La ciudadanía que más se queja es la que más aporta en las fallas de la ciudad, pues  considera que hay un alcalde que con magia debe solucionar el todo por el todo.

¿Responsable el alcalde de todo mal? No, en serio, no lo es.

La responsabilidad de tener una ciudad ordenada y amable recae, en su mayoría, en nosotros, los ciudadanos que la usamos, la vivimos y la regamos en todos lados.

Al alcalde le tocan muchas cosas, pues vaya, a fin de cuentas es el jefe de la comuna, y vigilar que se comporte es responsabilidad de todos nosotros y señalarle las cosas que haga mal es más que una obligación, pues ese es el delicado trabajo que nosotros como ciudadanos, debemos hacer.