Editorial

Las condiciones parecen estar dadas para un magnífico enfrentamiento entre la voluntad de la administración capitalina y la del comercio informal.

Velan armas cada uno desde su trinchera.

Nadie quiere ceder y los habitantes de la capital potosina esperan con temor que pueda estallar la violencia en las calles del Centro Histórico como consecuencia de este enfrentamiento que de tan anunciado, ha dejado de levantar expectativas.

La historia se escribirá en las próximas 72 horas, cuando vence la tregua navideña, y entonces sabremos cuál será el camino que tomará la autoridad municipal: manga ancha o mano dura.

Los últimos 9 años ha sido manga ancha.

Y aunque el gobierno de la ciudad tuvo una prueba del respaldo ciudadano al retirar al ambulantaje de las calles del Centro Histórico, falta ver cuál de los dos caminos tomará al arrancar el año.

Por ahora todos aquellos que lo apoyaron a mediados de diciembre, cuando decidió limpiar las calles, se mantienen a la espera, desilusionados y esperando ver al alcalde ceder, como antes cedieron otros, ante el monstruo de mil cabezas en que se ha convertido el ambulantaje.

Los comerciantes parecen haber tomado el aire que les faltaba durante la tregua navideña, así que un poco más repuestos harán frente al gobierno de la ciudad con todos sus contingentes y por lo pronto alardean haciendo pronunciamientos provocativos que buscan enardecer el clima en la ciudad para ganar adeptos a su causa.

Los puestos fijos y semifijos del Centro histórico se han quedado en nuestras conciencias tanto como en nuestras calles y casi estamos convencidos de que jamás se irán, que seguirán ahí siempre y heredarán sus lugares de generación en generación.

La costumbre ha vencido a la legalidad y poco se piensa en que existe un Bando de Policía y Gobierno que es de orden público, interés social y observancia obligatoria, pero que privilegia la salvaguarda y respeto a los derechos humanos.

Y son las disposiciones de este Bando lo que se rompe con las prácticas repetidas del comercio informal, que reta a la autoridad a que se atreva a aplicarlo, involucrando los sentimientos de la población al buscar el apoyo con argumentos sensibleros.

¿Tendrá el gobierno de la ciudad, la voluntad y fuerza capaces de poner orden en el Centro Histórico?

Pero hay que reconocer que si bien se requiere limpiar el Centro Histórico, también es preciso salvaguardar los derechos de quienes se dedican al comercio informal.

Es difícil tomar una decisión, para los dos bandos, pero no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza, y en San Luis Potosí capital, ese plazo se vence el 7 de diciembre, fecha en que deberá decidirse el futuro del Centro Histórico y de la naciente administración, la primera que emana de un partido de izquierda en la capital potosina.