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Pasarela Política

Filiberto Juárez Córdoba | 06/12/2015 | 18:08

Una cosa es montar la bestia, otra aguantar los reparos. Refrán  popular

El retiro de las estructuras de los comerciantes establecidos en la vía pública -que no ambulantes pues, según el diccionario, ambulante es el que va de un lugar a otro, que no está fijo- fue un buen paso de la autoridad, que algunos quieren ver como una victoria, pero no es más que el inicio exitoso de una batalla. Ninguno de los grupos involucrados van a ceder tan fácilmente ni los intereses de por medio se van a dar por vencidos sin buscar sacar algún provecho.

Lo importante en esto, para la administración de Ricardo Gallardo Juárez, es que hay una buena parte de la ciudadanía que está cansada del desorden y ve con buenos ojos que se actué para cambiar algunas circunstancias. También que se contó con la colaboración de los otros niveles de gobierno, estatal y federal, así como con la presencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, con lo que se cerraron pinzas y se evitaron resquicios que fortalecieran las reacciones opositoras.  

El primer paso salió bien pero ahora hay que cuidar bien los siguientes para que se llegue a la meta. La temporada navideña es la que más ganancias deja al comercio por lo que las reacciones pueden ser hasta desesperadas. Aunque aprovechando la ocasión el dirigente del organismo Vive tú Centro, José Luis Chalita, dijo que existen alternativas, como el mercado San Luis 400 y el llamado Tepeché, y que es tiempo de que acepten la reubicación que les proponen, la verdad es que su apreciación es muy simplista pues, para empezar el San Luis 400 tiene la mayoría de los espacios ocupados y la generalidad de los mercaderes en vía pública del centro histórico, sostiene que ahí no es un punto que les garantice venta a sus giros, además de que no cabrían. El llamado Tepeché es un predio que requeriría gran inversión pero queda dentro del perímetro de protección de los mercados y fuera de las arterias por donde transita la gente, lo que lo hace inoperante para la modalidad comercial que se pretende reubicar.

Más centrado resultó el dirigente de Nuestro Centro, Javier Muriel Pons, quien asegura que es imposible que desaparezca el ambulantaje pero hay alternativas para poner orden y regularlo. Así como piden los ambulantes se respete su derecho al trabajo, también tienen que cumplir obligaciones y respetar la Ley, en este caso acatar el reglamento de Comercio, manifestó. Agregó que el problema del ambulantaje ya había pasado los límites, llegando a ser un reto para la autoridad y para la propia ciudadanía. Enfocando luego sus baterías a los dirigentes de ese gremio. “Lamentablemente los líderes manejan a la minorías que tienen necesidades reales y son de alta rentabilidad para los grupos que  no son de San Luis Potosí y que en el pasado extorsionaban a la autoridad municipal para que les concedieran espacios y privilegios, y las anteriores administraciones cedieron”, concluyó.

Conocedores del desarrollo del comercio en vía pública, sostienen que hay puntos básicos que debe contener el plan de atención y desactivación del conflicto. Para empezar delimitar las áreas de influencia y la problemática. Una cosa es el ambulantaje en el centro histórico y algunas zonas y, otra, el asunto del tianguis de avenida ferrocarril. Lo mismo que son diferentes los casos de los mercados públicos municipales y el de los mercados sobre ruedas y tianguis. Deslindar cada uno es lo sano, si se quiere regular bien cada una de esas modalidades.

En el comercio ambulante del centro histórico y algunos otros sitios de la ciudad, lo primero que hay que empezar a exigir, para una negociación, es la reducción de dimensiones de los puestos así como la imagen de los mismos. Hace años los ambulantes eran llamados charoleros, porque en una charola de unos 80 centímetros por 40 centímetros, exhibían su mercancía. Ahora tiene estructuras de varios metros que en muchos casos bloquean el paso de peatones. Sus pregones eran a grito abierto, ahora hay puestos que cuentan con aparatos de sonido y grandes bocinas. Reducir dimensiones es imperativo y sería una medida aplaudida por la ciudadanía.

Revisar con el apoyo de Protección Civil, Comisión Federal de Electricidad y Bomberos, las condiciones de operación en lo que se refiere uso de gas y energía eléctrica. Hay puestos que tiene cilindros de 20 y 30 kilogramos de gas, cuando lo recomendable son tanques pequeños, de 5 y 10 kilos, además de darle mantenimiento constante a mangueras y válvulas. Hay en visibles lugares del centro los famosos “diablitos”, colgados permanentemente en algún poste o edificio alto, con un cable que va hasta el lugar más alcanzable, donde se conectan los diferentes puestos. En todo eso la autoridad puede ser inflexible y tiene instrumentos para hacer valer sus exigencias.

Otro punto importante es el de elaborar los padrones reales y la verdadera antigüedad de los comerciantes que tienen permisos o tolerancias, personalizando la atención para la renovación o expedición de los permisos. Cada permiso o tolerancia debe tener nombres y apellidos, independientemente de la organización a la que pertenezca o se afilie el comerciante. La labor de los dirigentes debe darse pero en cuestiones de interés general, en lo que se refiere a autorizaciones o permisos  la autoridad está obligada a darlos directamente a los interesados. Además, cada comerciante que cuente con un permiso tiene que cumplir sus obligaciones cubriendo los derechos de piso y demás contribuciones que establezcan las leyes y reglamentos. 

Finalmente las modalidades comerciales no se excluyen, se complementan y muchos giros de los ambulantes no constituyen problema porque de verdad son ambulantes u ocupan espacios pequeños. Pero hay puestos que manejan artículos incluso prohibidos o ilegales y tienen gigantescas carpas. De que se puede regular y hasta dar vista se puede, un ejemplo son los puestos de periódicos y revistas, hace poco les acortaron dimensiones y les unificaron estructuras y trabajan sin problemas. Los boleros también se apegan a lo que la reglamentación marca y no andan con sobresaltos. 

En algunos puntos estaba autorizado un pequeño puesto de cinturones o algo parecido y ahora hay una estructura de casi 3 metros de largo por 1 y medio o dos de fondo, lo que ya se convierte en una invasión inaceptable de la vía pública.

En los intereses políticos que confluyen, un tiempo la defensa de los ambulantes la asumió el PRI y la de los establecidos el PAN, después hubo variantes, porque los panistas también agarraron su clientela en ese gremio. Cuando panistas y priistas acordaron buscar soluciones y reubicaron al ambulantaje al San Luis 400 y otros mercados, como el Moll de los Reyes y el Mercedes Vargas, entraron algunos perredistas a encabezar grupos de mercaderes callejeros. Ahora es el PRD el que tiene que apretar y parece que tendrá oposición de los otros partidos, porque ahora los que tienen el control son organizaciones que muestran alguna independencia de las líneas partidistas aunque acuerdan con las fuerzas políticas y gubernamentales de su afinidad, cuando así les conviene.  Hay condiciones para que Ricardo Gallardo haga una tarea de regulación del comercio ya muy necesaria en las calles de San Luis Potosí, eso sí, apretándole también tuercas a los establecidos, para que ellos cumplan con lo que les toca t no invadan la vía pública, más allá de lo que les corresponde y sin pasarse vivos, como suelen hacerlo.

 

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