Después de una semana de dimes y diretes, de declaraciones duras, y de otras que sólo se salieron por la tangente, no queda más que esperar el silbatazo inicial y gozar el clásico, un clásico renovado como lo será el América-Cruz Azul en su edición 119.
Renovado porque La Máquina llega, al fin, después de años bajo el yugo de las Águilas, con la tranquilidad de haber roto la jetatura y con la confianza de ser uno de los equipos que mejor maneja la pelota en México.
Renovado porque a la cabeza de ambos equipos se encuentran técnicos que tienen tatuados los colores de las instituciones: Carlos Reinoso por las Águilas y Enrique Meza por La Máquina cementera. Si el "Ojitos" gana, alcanzará al "Maestro" en victorias con los clubes de sus amores. Meza cuenta con 97, por 98 de Reinoso.
Renovado porque a partir de aquí se puede escribir una nueva historia, claro, sin olvidarse del pasado, un paso que en algún momento le pesó a los celestes, pero ahora pueden darse el lujo de jugar con él.
Después de la derrota en el Apertura 2010, al América le queda de consuelo que no ha perdido en casa con los celestes desde el Clausura 2003, cuando cayeron por 1-3. Ahora tratarán de hacerse fuertes en El Azteca, donde sólo han conseguido dos victorias en lo que va del torneo. En cambio Cruz Azul no ha podido hacerse valer como visitante, ya que sólo ha ganado un partido de los cuatro que ha disputado.
Para Reinoso ha sido difícil la semana. La media cancha, tan importante en todos los cuadros, se ha resentido con bajas por lesiones y convocatorias. Primero fue Pável Pardo quien se lastimó; luego Diego Reyes se fue a la Sub-20, a pesar de los esfuerzos porque no se lo llevaran, y al final Adolfo Rosinei también comenzó con dolencias, lo que hará al técnico improvisar en esa zona del campo con Diego Cervantes.
En tanto que para Meza la única duda que podría tener es la de Hugo Droguett. El volante chileno sale de una lesión y su posible inclusión pone a pensar al técnico, pues sabe que la falta de variantes ofensivas le ha afectado en los últimos juegos.
Todo esto se dirimirá en el campo de juego. El Azteca vestirá sus mejores galas para albergar a los equipos más populares de la capital, los que algunas vez compartieron su cancha, pero nunca la filosofía de vida.
Se viene el clásico, un clásico renovado. A partir de hoy se escribirá una nueva historia. O el América volverá a ejercer su prolongada paternidad o Cruz Azul confirmará su independencia total.
El balón, al final, es el que decidirá que historia se habrá de contar.
